La asociación de vecinos de Simes (Meaño) puede disolverse mañana si en la asamblea convocada para las 13 horas en la casa de cultura no aparece alguien dispuesto a asumir las riendas de la entidad tras la marcha de Manuel Fernández. El colectivo ya mantuvo una primera asamblea el pasado 24 de febrero a la que asistieron tan solo una treintena de los 112 socios, y ninguno de los presentes se mostró dispuesto a dar el paso al frente para conformar un equipo directivo con el que regir la asociación. En aquella ocasión los socios reunidos decidieron emplazarse para una última y decisiva asamblea a celebrar mañana. Si no aparece un candidato la entidad será disuelta.

-¿Qué motivos le han llevado a dejar la presidencia de asociación después de once años?

-El cansancio, uno también nota que va a menos con la edad y es el momento de un relevo porque he agotado una etapa. Ya lo quería dejar hace dos años, pero entonces estábamos metidos con las obras del cementerio y nos comprometimos a seguir hasta aquí.

-Puede haber gente que piense que mañana, si se lo piden y ante la posibilidad de que se disuelva la asociación, usted reconsidere su postura y siga un tiempo más al frente.

-Cada uno que piense lo que quiera. De hecho ya me lo pidieron en la asamblea de hace unos días, pero no, la decisión es firme y meditada, no hay vuelta atrás.

-¿Cómo estaba la asociación de vecinos de Simes cuando usted pasó a presidirla, hace once años?

-Era una asociación que estaba al ralentí y donde apenas se hacía nada.

-¿Qué balance hace de sus once años de mandato?

-A lo largo de este tiempo se han invertido en obras en Simes a través de la asociación de vecinos 39.305 euros procedentes de subvenciones que gestionamos. Con ese dinero se restauró el peto de ánimas de Vilariño, se construyeron las presas de Lotar, Pazos, Tella y Surrego entre otras, pero lo más importante fueron las obras de acondicionamiento del cementerio parroquial. Junto con las aportaciones de vecinos invertimos en ellas 50.000 euros. Creo que esta obra marcó la mayoría de edad de la asociación.

-¿Y en qué situación queda ahora la entidad?

-Está con 112 socios, que son más o menos los que había cuando la cogimos, sin deuda alguna e incluso con fondos en tesorería.

-Ante la asamblea de mañana, en la que se decide la disolución de la entidad o su continuidad en caso de aparecer presidente, ¿es usted optimista?

-Soy pesimista. En Simes no se molesta nadie, a las asambleas acude poca gente, y la asociación funcionaba por el empeño de ocho directivos. Hay gente joven válida, pero no quiere involucrarse porque alguna ya está metida en otras cosas, como asociaciones de padres de alumnos o comisiones de fiestas.

-¿Alguno de sus directivos ha estado con usted los once años?

-No, se hicieron dos juntas a lo largo de la etapa, pero yo he sido el único que ha estado en las dos.

-¿Qué pierde Simes si desaparece la asociación de vecinos?

- Pierde una opción importante de hacer obras que demandan los vecinos. Entre Diputación y Concello solían llegar unos 4.000 euros al año en subvenciones con las que se podían ir haciendo cosas, pero si no hay asociación esa inversión se pierde.

-¿Y qué obras quedan pendientes de hacer?

-No sé qué decir? creo que hemos hecho las más importantes. Cierto que en una parroquia siempre aparecen cosas, la última la mejora de un sendero de unos 50 metros en el barrio de Pazos que es necesario dotarlo de un firme y canalizar el regato que discurre a su lado.

-¿Le gustaría que la asociación continuara activa?

-Por supuesto, incluso hice algunos contactos con vecinos para ver si se animaban, pero nada.

-O sea, que mañana se certificará su disolución.

-Salvo milagro, me temo que sí.

-El municipio de Meaño contó en los años noventa con seis asociaciones de vecinos. Las había en todas las parroquias, salvo en Padrenda. Ahora si desaparece Simes, quedarán solo dos. ¿Qué pasa en el municipio con el mundo asociativo?

-No lo sé. Creo que es una cuestión generacional. De un tiempo a esta parte la gente joven está menos involucrada y las asociaciones se mantienen a base de gente mayor. Incluso en Meaño, que están tratando de recuperarla de nuevo, es un grupo de gente ya mayor la que está poniéndose al frente.

-¿En tiempos de crisis como los actuales, asociaciones como la de Simes no podrían ser una alternativa para acometer obras comunitarias a bajo coste?. Por ejemplo participando los vecinos en su ejecución mientras el material se financia a través de subvenciones...

-Así se hicieron algunas presas en su día, pero a la gente ahora no le gusta. Simes es una parroquia que no mira mucho por el dinero, los vecinos prefieren pagar a trabajar.

-¿Cómo valora su relación con el Concello a lo largo de estos once años?

-Muy positivamente. Tuvimos buena relación, nos dejaron las llaves de un aula en el bajo de la casa de cultura para mantener las reuniones de directiva, el salón para las asambleas y nos aportaban anualmente una subvención para las obras que pedíamos. Por nuestra parte estamos satisfechos de esa colaboración.