Los técnicos de Medio Ambiente respiran tranquilos. Después de que una primer inspección ocular detectara palmeras en mal estado en la isla grovense de A Toxa, por lo que se creyó que el picudo rojo había empezado a atacar a estas plantas, ayer se realizó una exhaustiva comprobación que ofreció un resultado negativo.

Se buscaron ejemplares del citado escarabajo, posibles nidos o los orificios que suele hacer en los troncos, al igual que se revisaron las hojas de las palmeras, que cuando son atacadas pierden fuerza y cambian completamente de aspecto. Pero no se encontró nada.

El Concello de O Grove, en colaboración con una empresa de Alicante y la Consellería do Medio Rural e do Mar, hicieron posible que los técnicos, con ayuda de una grúa, pudieran subir hasta la copa de las plantas con el fin de comprobar si, como se temía, estaban siendo atacadas por este escarabajo tan peligroso.

"Lo que podemos decir es que no hay motivo de alarma y parece que, finalmente, el picudo no está atacando nuestras palmeras, pero dado que es un coleóptero muy difícil de localizar, y no nos fiamos, en menos de un mes los técnicos van a instalar trampas de feromonas, para determinar con total certeza si el escarabajo está en la isla o no", declara Alfredo Bea García, concejal delegado de Medio Ambiente.

Añade que "la inspección de todo el palmeral de la isla fue minuciosa", y sostiene que la colocación de las trampas de feromonas será determinante, "ya que podremos localizar cualquier escarabajo que pueda haber escapado de la revisión realizada".

En esta concejalía también reiteran que hay alguna palmera que presenta un aspecto preocupante, pero ahora sí descartan que pueda deberse a la presencia del picudo y achacan el estado de esas plantas a causas de la edad u otros problemas, ya que algunas de ellas rondan el siglo de existencia.

No está de más recordar, como se explicaba hace días, que el picudo rojo es una especie altamente voraz, capaz de acabar rápidamente con todas las palmeras de A Toxa, y lo peor de todo es que a veces es imposible detectarlo hasta que las plantas presentan ya un deterioro irreversible.

Hay que incidir en que "los síntomas de la presencia del picudo al principio son difíciles de observar, tanto por desarrollarse el insecto en el interior de la planta como por el tamaño que normalmente tienen las palmeras: las hojas centrales terminan en punta de flecha, amarillean y la copa (corona) muestra un aspecto desordenado", argumentan en la Estación Fitopatológica (EFA) de O Areeiro, dependiente de la Diputación.