Varias empresas que trabajan para ayuntamientos, clínicas veterinarias y mataderos en la recogida de perros abandonados y cadáveres o restos animales están imputadas en la investigación que un juzgado de Ponteareas ha abierto por la presunta existencia de una fábrica de Salamanca que está vendiendo harinas para piensos animales en los que se ha detectado material genético de perros u ovejas.

La Asociación Protectora de Animais de Cambados se ha personado en la causa como acusación particular. Su presidenta, Olga Costa, manifestó ayer su esperanza de que las investigaciones avancen lo máximo posible "porque la gente se tiene que enterar de lo que está sucediendo. No podemos permitir que esto acabe en la cadena alimentaria humana y acabe impune".

Las sospechas de la Protectora de Cambados son que algunas empresas que se dedican a recoger perros abandonados o muertos por encargo de los ayuntamientos o las clínicas veterinarias los llevaban a una empresa de Salamanca para que allí fuesen triturados y convertidos en harina para piensos animales, lo cual está prohibido. Esa harina podría de alguna manera llegar posteriormente al ser humano en caso de ser incorporada a los piensos con que se alimenta el ganado de consumo humano.

Fuentes próximas a la Protectora consultadas ayer por este periódico manifiestan que entre los imputados están desde los responsables de la empresa de Salamanca, hasta una firma que tiene una residencia canina en la zona de Vigo, y que trabaja o trabajó en la recogida de animales abandonados para municipios como Redondela, Ponteareas o Gondomar.

Otras personas investigadas por el juzgado y el Seprona -Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil- son un transportista de la zona de Lugo, que era al parecer el encargado de llevar a la planta de Salamanca los animales muertos; o la empresa propietaria de una nave de As Neves, en el sur de la provincia, donde a principios del año pasado aparecieron cientos de perros muertos, muchos de ellos en avanzado estado de descomposición.

El Seprona llegó a la pista de la fábrica de Salamanca después de que se destapasen el año pasado un par de casos de empresas de la zona de Vigo o la frontera con Portugal que almacenaban o enterraban perros muertos y de que se detectase un crematorio animal sin licencia. Así, aparecieron docenas de cadáveres de perros enterrados en una finca de la zona de Val Miñor -tenían que haber sido incinerados- y luego se produjo el macabro hallazgo de As Neves.

Ya para entonces se había corrido el rumor por los foros de internet y los grupos animalistas de que había empresas que no incineraban los animales y que los vendían para hacer harina. Unos rumores que incluso llegaron a oídos de la Protectora de Cambados. Para entonces la Guardia Civil ya estaba trabajando en el asunto y llegó a la pista de la planta de Salamanca.

Ésta se encuentra en la localidad de Aldeaseca de la Frontera, y pertenece a un grupo que además de la empresa en la que se fabrican piensos cuenta con otras firmas donde se transforman grasas de cerdo ibérico e incluso se elaboran productos para el consumo humano, como lomo fresco o salado o manteca.

La Guardia Civil tomó entonces muestras de los piensos destinados al consumo animal, y hallaron en ellos restos genéticos de perros u ovejas. El juzgado ordenó hace unos días la paralización de la salida de material de esta fábrica.