El brutal descenso que ha experimentado la facturación de la lonja de A Illa de Arousa en los últimos años ha dejado a la Organización de Productores (OPP-20) muy tocada económicamente, y por ende, a la entidad con la que está estrechamente vinculada, la Cofradía. La crisis se ha cebado especialmente con la lonja isleña que ha visto como las cifras de venta se reducían en más de tres millones de euros en los últimos años pasando de los ocho millones que facturó en 2009 a tan solo 4,8 en 2012. El descenso ha sido de forma drástica, ya que existía una tendencia a la baja en los últimos años, en 2011 la lonja isleña todavía facturó algo más de siete millones de euros. Sin embargo, el pasado año, la caída de la facturación fue en picado y ha puesto en riesgo la estabilidad de la Organización de Productores que ve complicado mantener el nivel de gasto, especialmente en trabajadores, que venía realizando hasta este mismo año. La entidad cuenta con una veintena de trabajadores, la mayor parte de ellos destinados a vigilar los bancos marisqueros, pero sin facturación la situación no se presenta nada halagüeña.

A esta situación hay que añadir la deuda que la Consellería do Mar posee con la OPP-20, a la que no le ha abonado el dinero de la asistencia técnica y de la vigilancia del último trimestre de 2011, una cantidad que podría ayudar a evitar los problemas con los que se está encontrando la entidad que dirige en estos momentos Manuel Ángel Iglesias. Por eso le piden a Mar que agilice el pago de esta cantidad para evitar que la entidad se tenga que ver obligada a tomar algún tipo de decisión de tipo laboral, en forma de Expediente de Regulación de Emprego (ERE) o despidos.

Luisa Castro, presidenta de la agrupación de mariscadoras, insiste en que "Mar debe pagar cuanto antes el dinero que adeuda de las vigilancias, ya que somos las propias cofradías las que nos estamos encargando de vigilar nuestras propias concesiones y las zonas de libre marisqueo, cuando estas últimas le corresponde hacerlo a la Consellería por Ley". Reconoce la mariscadora que existe cierto malestar en algunos pósitos por esta situación, y especialmente en A Illa, una de las entidades que mayor número de vigilantes aporta en la ría de Arousa, algo que le supone un importante coste económico que cada vez lastra más las capacidades de la entidad. Tampoco ha recibido la ayuda del año 2012, aunque ésta todavía se encuentra en fase de tramitación y justificación.

Precio

La bajada en los precios del marisco, experimentada en los últimos meses, apunta Luisa Castro, es una de las principales causas de la situación económica que vive la OPP-20, y por extensión, la Cofradía de A Illa. "El precio ha caído en picado y se han reducido los ingresos de los mariscadores", explica Castro, lo que ha llevado a que se reduzca también de forma importante el 9% de aportación que cada mariscador realiza a la OPP-20 con cada venta.

"La pasada campaña de Navidad fue una de las peores de la historia, ya que marisco de muy buena calidad se vendió a precios irrisorios", explica la presidenta antes de lamentar que la Consellería do Mar no realice más controles para detectar la presencia de marisco foráneo en algunas depuradoras. De hecho, la presidenta de la mariscadora es consciente de que ha habido depuradoras que han introducido marisco desde Portugal sin ningún tipo de control durante toda la Navidad, sin que se realizase ninguna inspección.

Insiste en que "deberían controlar el producto que se vende, porque con estos precios, y a este ritmo, las cofradías vamos a tener que cerrar las puertas y echar a todos los trabajadores, porque así es imposible mantenerlas".

Las críticas no se quedan en la labor de la Consellería do Mar, sino que se extienden a la Federación Gallega de Confrarías y a su presidente, Benito González. La responsable de la Cofradía isleña pide al González que "se mueva por nosotros, que es a quien representa, porque desde que ha tocado moqueta, parece que se ha olvidado de a quien debe defender".

La situación en la que se encuentra la OPP-20 preocupa en A Illa. No en vano, un altísimo porcentaje de vecinos del municipio vive directamente de la producción marisquera y forma parte de esta entidad como socio. Una crisis económica en el marisqueo puede dar un importante golpe a todo el municipio, por eso Castro exige a mar que adopte "las medidas más necesarias para evitar que el marisqueo siga cayendo en picado".