A mediados de septiembre se cerró al marisqueo la playa de A Concha-Compostela al impedir las trabajadoras carrilexas la colocación del nuevo balizamiento por parte de la Consellería do Mar. Después de tres meses no exentos de polémica y de tensas y distantes relaciones entre la agrupación de a pie y la Administración autonómica, ayer las mariscadoras pudieron volver a faenar en el arenal vilagarciano tras la instalación de las balizas que delimitan las zonas de trabajo.

Así, a primera hora de la mañana, un equipo formado por guardacostas, personal de la cofradía, un topógrafo y el delegado de Mar en Carril acudió a la playa para iniciar la delimitación, que según las mariscadoras de a pie supone la pérdida de unos 600 metros cuadrados de terreno. "Acordamos que se dejasen las balizas antiguas y se pusiesen las nuevas. Mañana (por hoy) extraeremos el marisco entre ambas zonas, a ver qué nos encontramos", expresan desde la directiva de la asociación.

La apertura de la playa deja un sabor agridulce a las mariscadoras. Por un lado se congratulan de poder volver a faenar en A Concha-Compostela después de casi tres meses de trabajo en Bamio, pero por el otro, "el balizamiento no era el que nosotros queríamos", recuerdan las trabajadoras carrilexas. Después de numerosas protestas e incluso encierros en la delegación de Mar en Carril, las mariscadoras han desistido en su lucha. A diferencia del primer intento de la consellería -frustrado por las carrilexas- de colocar el nuevo balizamiento, ayer los trabajos discurrieron con normalidad, sin la oposición de las mariscadoras.

Unas 57 mujeres regresaron a la playa, donde mariscaron hasta las once y media de la mañana. Ahora podrán faenar como siempre, de lunes a viernes en horario de marea.