María Garzón Molina presentó ayer en Cambados "Suprema injusticia", un libro en el que el protagonista es su padre, el exjuez Baltasar Garzón. Antes del acto, María Garzón hizo una reflexión sobre la operación Nécora, que fue el mayor golpe policial de la historia de Galicia a los clanes del narcotráfico. "Muchas veces se atacó a mi padre diciendo que la Nécora era el ejemplo de que no sabía instruir los procedimientos. Pero hay que tener en cuenta que el 75 por ciento de los procesados acabaron condenados", manifiesta.

Sin embargo, para María Garzón más importante aún que las condenas de algunos de los narcos fue el revulsivo social que significó la operación. "En aquel momento yo tenía 10 años y no recuerdo gran cosa de ella. Pero por lo que me han contado posteriormente, la Nécora generó un cambio social y ayudó a terminar con el miedo que se le tenía a los narcos. Antes de la Nécora daba la impresión de que esto era una pequeña Sicilia y el narcotráfico era prácticamente un asunto tabú".

La hija del exmagistrado, inhabilitado hasta 2023 por irregularidades en las escuchas que ordenó para destapar la trama Gürtel, también recuerda a las madres de drogodependientes, "a las que entonces nadie escuchaba. Y Baltasar Garzón fue el primero que las atendió".

Una afirmación que hace algún tiempo también hizo la cambadesa Carmen Durán, una profesora que ocupa una de las vicepresidencias de la Fundación Internacional Baltasar Garzón y que estuvo al frente de la asociación Desperta Cambados.

Además, Garzón sigue trabajando contra el crimen organizado. De hecho, la fundación que él preside está redactando para la Fiscalía General de Colombia un proyecto sobre las nuevas formas de investigar y combatir el narcotráfico.

La autora de "Suprema injusticia" es licenciada en Publicidad y Relaciones Públicas y cumplió recientemente 30 años. Su libro está publicado por Planeta y puede adquirirse en las librerías Ramón Cabanillas y Contos, que son las que organizaron la presentación literaria.