La presencia de animales sueltos en la Autovía do Salnés es habitual, según el presidente de Protección Civil de Meis, Jorge Fariña. "Esto es cosa de todos los días. Es raro el día en que el 112 no nos llama avisando de que hay un perro suelto por la autovía", manifiesta Fariña, que también es bombero profesional. Y es que si bien la responsabilidad de la recogida de los animales en esta carretera es de la empresa de mantenimiento, el protocolo establece que el 112 también debe notificar la incidencia a la agrupación de Protección Civil del municipio correspondiente. "Este mismo jueves -añade Fariña- nos llamaron por un perro atropellado".

Y otro perro atropellado estuvo a punto de costarle muy caro el sábado por la noche a Enrique Barros Lucio, un joven que es concejal del grupo de gobierno de Meis y el actor que encarna a Jesucristo en las representaciones de la Semana Santa de su parroquia natal (Paradela).

Enrique Barros iba en su coche, un Renault Megane, en sentido Sanxenxo, y poco antes de llegar a la altura de la gasolinera de San Martiño vio un perro atropellado en el carril derecho -muy próximo a la línea central- por lo que instintivamente dio un volantazo hacia la izquierda. Tras perder el control del vehículo y dar varios trompos se estrelló contra el guardarraíl de la parte derecha.

"Al intentar esquivarlo creo que lo pisé un poco y ya perdí el control del coche. Primero me fui hacia la mediana, y al intentar corregir la trayectoria el coche me empezó a trompear".

Finalmente se estrelló contra el quitamiedos de la derecha, y aunque los daños en el turismo fueron importantes él salió ileso. Poco después, al bajarse descubrió que no era el único damnificado. "Primero se acercó a mí un joven que me dijo que le había pasado lo mismo, y que hizo varios trompos pero que consiguió controlar la marcha. Y después apareció otro que había sufrido daños en el coche y que había parado en la gasolinera".

La polémica por la supuesta presencia habitual de animales en la Autovía do Salnés no es nueva. Hace un mes los cazadores de Meaño y Sanxenxo hicieron una denuncia pública, asegurando que el vallado de la autovía -que debería impedir el paso de la fauna a la calzada- es deficiente, y que en muchos puntos hay huecos por los que incluso podría pasar un jabalí grande.

La Xunta respondió que a menudo los animales entraban por los enlaces -algo imposible de controlar- y que se hacían inspecciones periódicas exhaustivas del cierre. Pero el presidente de los cazadores de Meaño, Rafael Otero, insiste en sus quejas. "De exhaustivas las inspecciones no tienen nada. Desde que nosotros denunciamos la situación hicieron algunos arreglos en las zonas que marcamos con pintura, pero poco más".

Por ello, los cazadores meañeses están ultimando un informe con texto y fotografías en las que se aprecian, presuntamente, todas las anomalías del cierre. Quieren mandarlo a la Xunta de Galicia -que es la propietaria de la autovía, aunque el mantenimiento lo tiene contratado con una empresa- para que tome cartas en el asunto, cansados del peligro que supone la fauna suelta para los conductores y de tener que correr con las indemnizaciones por los accidentes con especies cinegéticas implicadas. "Entendemos que la responsabilidad de los daños debe recaer sobre los responsables de la conservación... Porque está bien que retiren los animales pronto cuando se sabe que andan por la vía, pero lo más correcto sería evitar que entrasen".

En este sentido, el propio Enrique Barros reconocía ayer no saber todavía quién asumirá los costes de su accidente. "No lo sé exactamente. No sé si tengo que reclamarle a la Xunta o a quién. Mañana (por hoy) hablaré con mi seguro para ver que me dicen". Fuentes consultadas indican que en esta ocasión no debería tenerlo difícil, pues la Guardia Civil de Tráfico pudo constatar la presencia del perro, que era de grandes dimensiones. Más complicado es cuando el animal huye de la zona antes de la llegada de las autoridades.

El presidente de Protección Civil de Meis sostiene que los puntos más conflictivos en ese municipio se localizan entre los kilómetros 3 y 7,5, y cree que solo unos pocos perros entran por los enlaces. La administración que los retira debe sufragar los gastos de veterinario o de incineración, si está muerto.