Monte Lobeira es una atalaya natural situada entre Vilagarcía y Vilanova, por eso ambos municipios la consideran suya pese a que su cima se encuentra en este último Concello de forma íntegra. Ese interés ha desembocado en un proyecto común que tiene como principal objetivo recuperar las ruinas de la antigua fortaleza, de la que todavía son apreciables a simple vista algunos restos. Ese interés se ha opuesto en marcha a través de la Mancomunidade de Municipios de la Comarca de O Salnés, cuyos técnicos han comenzado a trabajar en la búsqueda de financiación para la misma y de los antiguos proyectos que se diseñaron en su día para poner en valor estas ruinas.

Uno de los primeros pasos que ha dado la mancomunidade ha sido contactar con los comuneros de András, propietarios del entorno donde se sitúa la cruz y entidad que llegó a impulsar una serie de trabajos arqueológicos que sacaron a la luz parte de la muralla, pero que se vieron truncados al no encontrar financiación para continuar con ellos. Los contactos tienen como principal objetivo conocer cual era el proyecto para ver si es posible recuperarlo.

La puesta en valor de Lobeira siempre ha sido una prioridad para el Concello de Vilanova de Arousa, sobre todo desde que el arqueólogo Vicente Caramés catalogase las ruinas de Lobeira. De hecho, fue el propio Concello el que estudió la posibilidad de poner en marcha un proyecto muy ambicioso de recuperación de las antiguas ruinas, en el que se incluía hasta una aula de interpretación de lo que sería el yacimiento.

Aquello nunca llegó a salir adelante, pero el trabajo de Vicente Caramés, sería la base de lo que vino después. En esta ocasión fueron los comuneros, que durante el invierno de 2008 contrataron a una empresa especializada en descubrir yacimientos arqueológicos.

Esos trabajos sirvieron para sacar a la luz una parte de la muralla de más de 25 metros, un enorme aljibe que se utilizó para acumular agua por parte de los moradores de la fortaleza y otros pequeños restos antes de rematar con la primera fase de actuación.

Parecía que, al fin, uno de los grandes secretos que oculta Lobeira iba a poder descubrirse en profundidad en cuanto comenzase la segunda fase de excavaciones. Sin embargo, esta nunca llegó a ponerse en marcha, y no por falta de interés de los comuneros de András. La directiva de la entidad llamó, sin éxito, todas las puertas de la administración para continuar con ese trabajo y poner en valor la zona más alta de esta atalaya de poco más de 250 metros de altitud. Es más, llegaron a presentar el proyecto a la convocatoria de ayudas de la Fundación Barrié de la Maza, aunque, finalmente, acabó siendo rechazado.

La antigua fortaleza de Lobeira, que aparece documentada en multitud de documentos medievales, pertenecía a Doña Urraca y resultó afectada por las revueltas irmandiñas, antes de que gran parte de su piedra acabase desapareciendo o se emplease en la construcción del pazo do Rial en el siglo XVIII. La recuperación del yacimiento sería el colofón final a un trabajo importante que se está realizando en todo el monte, especialmente por parte de los comuneros de András, que ha incluido la creación de rutas de senderismo o la mejora en los accesos a la Cruz. La senda más importante es la elaborada por los comuneros, la cual arranca en las inmediaciones de la iglesia de András, serpentea por debajo del Faro das Lúas y finaliza en el mirador de la propia Cruz de Lobeira.

A pesar de que las llamas arrasaron el monte hace ya seis años, calcinando un sinfín de reforestaciones con árboles autóctonos que habían acometido los comuneros, Lobeira parece recuperarse para seguir siendo uno de los lugares más atractivos de la comarca de O Salnés.

Guías turísticas

Aunque la mayor parte del monte pertenezca al municipio de Vilanova de Arousa, Lobeira también está considerado por los vilagarcianos como un monte propio. No en vano, todas las guías turísticas editadas en el municipio recomiendan visitar el punto más alto de esta atalaya, no solo para comprobar las espectaculares vistas que ofrece de la ría de Arousa y de Vilagarcía, sino para rendir un homenaje a las víctimas de HMS Serpent ante el recuerdo que dejó para ellas la flota británica.