Su objetivo no es otro que hacer más amena –en la medida de lo posible– la estancia de los niños que permanecen largas temporadas ingresados en el hospital, sobre todo a consecuencia de enfermedades crónicas o terminales. Los pintores afincados en Vilagarcía Marthazul y Augusto Metztli acaban de finalizar "La historia de una gota", un gran mural que decora las paredes de la sala de espera de Pediatría en el Hospital Clínico de Santiago y que pretende llevar la imaginación de los niños a un paisaje de cuento.

La Fundación Andrea buscaba artistas que de forma voluntaria y gratuita se encargasen de realizar el trabajo. Teniendo en cuenta que el beneficio del mismo era para niños enfermos y sus familias, "era muy difícil decir que no", comenta Marthazul. Ella y Augusto no lo dudaron, y se pusieron manos a la obra.

Durante seis días completos se encargaron de dar luz y color a las cuatro paredes del área infantil. Este lunes finalizaron el mural, que previsiblemente será inaugurado esta misma semana.

Los pintores huyeron de símbolos comerciales o relacionados con el fútbol. Quisieron proyectar un mural creado íntegramente por ellos mismos y con motivos naturales. Agua, peces, flores, nubes, un enorme árbol o frutas son algunos de los elementos que los escolares hospitalizados en el Clínico –de hasta 14 años– ya pueden encontrarse cada día en la zona que tienen en común. "Quisimos hacer una aportación artística y a la vez saludable, con colores vivos y naturales, agradables, sin llegar a ser chillones", comenta la autora de "Historia de una gota de agua".

Durante la elaboración del mural, tanto padres como niños se quedaban sorprendidos con la obra de Marthazul y Metztli. El personal del hospital tampoco se quedaba impasible. "Las enfermeras nos quería llevar para sus casas", sonríe la pintora. Y es que a la gente le impactaba que dos artistas de brocha fina estuviesen elaborando un mural en un centro hospitalario.

Debut

Es la primera vez que ambos profesionales trabajan conjuntamente en una obra de estas características. Marthazul ya lo hizo en solitario en un hospital destinado a personas con cáncer, en México. Quizás el hecho de que esta vilagarciana padezca una patología crónica haya servido de aliciente para volcarse, si cabe aún con más entusiasmo, en este tipo de trabajos altruistas, destinados a arrancar una sonrisa en los más pequeños y hacerles la vida más agradable, aunque permanezcan días y días entre las paredes de un hospital.

La Fundación Andrea impulsa la iniciativa

"Historia de una gota" ha sido posible gracias a la implicación de la Fundación Andrea, una institución volcada con la atención a los escolares hospitalizados en el Complejo Hospitalario y Universitario de Santiago (CHUS) y a sus padres, a los que facilita viviendas en las proximidades del Clínico para alojarse durante las largas estancias hospitalarias de sus hijos. La fundación también se hace cargo del mobiliario del que consta la sala de espera de Pediatría, en la que pasan parte del día los niños ingresados y sus familias. La entidad sufragó todo el material que necesitaron Marthazul y Augusto Metztli para dar luz y color con sus pinceles a dicha sala.