Da igual si es sábado o domingo. La actividad marisquera no descansa nunca, y aunque los días laborables resulten especialmente intensos, cuando llega el fin de semana hay que efectuar resiembras, limpieza de bancos y operaciones de vigilancia.

Las mariscadoras de la ría lo saben bien. Las lonjas de Arousa venden la mitad de la almeja y el berberecho que se comercializa en toda Galicia, y eso no es casualidad.

Se trata de la ría más rica en nutrientes y, en consecuencia, la más productiva. Pero es, también, la que tiene un mayor número de bancos, la que dispone de mayor cantidad de mariscadores, tanto a pie como a flote, y es, en definitiva, la auténtica referencia del marisqueo en la Comunidad Autónoma, y por supuesto, en España y el mundo.

En todo el planeta no hay otra ría como la arousana. Pero eso no solo requiere acudir a la seca para extraer el producto y llevarlo a lonja como si nada. También hay que efectuar resiembras, es decir, sacar al almeja o el berberecho de unos bancos en los que no crece lo suficiente, o lo hace demasiado despacio, para depositarlos en otras zonas en las que pueda desarrollarse y alcanzar la talla comercial.

En otros momentos de la temporada hay que efectuar tareas de limpieza y acondicionamiento de los bancos, ya sea para ararlos, como si de un huerto se tratara, buscando la máxima oxigenación del sustrato, o bien para eliminar depredadores o retirar las algas que pueden llegar a acumularse hasta asfixiar la producción.

Mantener en buenas condiciones los bancos marisqueros es como cuidar y cultivar un huerto, por eso la acuicultura es entendida como la agricultura del mar.

En O Grove lo saben bien. El sábado, sin ir más lejos, alrededor de sesenta mujeres se ocuparon de extraer almeja fina y japónica en la playa de Peralto-Confín para resembrarla en A Vía, cerca del puente de A Toxa.

Casi al mismo tiempo, otras 180 mujeres mecas trabajaban en la ensenada de Moreiras, extrayendo producto en una zona concreta para volver a sembrarlo unos metros más abajo, donde el mar alcanza con mayor facilidad.

Y mientras esto ocurría en O Grove, donde hay 340 mariscadoras de a pie –entre ellas media docena de hombres–, pertenecientes a esta localidad, Cambados, Meaño y Sanxenxo, en Vilanova y otros pósitos de la ría se ocupaban de tareas de resiembra semejantes, de extraer algas o, como queda dicho, de vigilar para evitar a los furtivos. El marisqueo es un no parar, y desde lugo sacarle rendimiento a la ría no es gratuito.

Los buenos "mimos" siempre dan resultado

Para vender en lonja 744 toneladas de almeja y berberecho y facturar por ello cerca de 5 millones de euros, como ocurrió en el primer trimestre del año en Arousa, es fundamental el trabajo de limpieza de los bancos marisqueros, la resiembra y, en definitiva, el cuidado de esos "huertos" marinos que tanto miman las mariscadoras. Solo así es posible, por ejemplo, que la lonja de A Illa venda 30 toneladas de almeja babosa, convirtiéndose en la principal rula de la ría para este recurso con unos ingresos de 287.161 euros.

Ocurrió, cabe incidir, durante el primer trimestre del año, cuando los isleños vendieron también 24 toneladas de almeja fina, por valor de 309.575 euros; mientras que Cambados superaba las 20 toneladas de esta especie y O Grove rondaba las 22 toneladas, en este caso marcando el tope económico de la ría con 335.128 euros facturados. Rianxo rondaba las 25 toneladas de fina, correspondiendo el liderazgo de los rianxeiros al ranking de la almeja japónica, con 52 toneladas, por encima de las 37 toneladas que vendieron en Vilanova, para obtener 180.133 euros, y de las 45 toneladas de japónica que generaron en la rula de Carril 210.519 euros, también en el primer trimestre.