Seabirds Galicia es una plataforma creada para gestionar viajes pelágicos mar adentro, al Suroeste de Galicia. Junto a Iniciativas Tradicionales Marítimas S. L. y su pesquero "Chasula", rehabilitado como barco–escuela, realizaron en los últimos seis meses siete expediciones científicas y didácticas –sin contar la que se desarrolla hoy mismo– en las que pudieron identificar, registrar, fotografiar y observar en la plataforma continental alrededor de 14.000 aves, entre ellas 10.000 pelágicas –las que viven alejadas de la costa– y casi 4.000 invernantes, que pueden estar de paso en su tránsito desde los países del Norte de Europa hacia África y viceversa; una ruta que lleva a muchas a detenerse para reponer fuerzas, y a veces incluso para quedarse, en el Complejo Intermareal Umia-O Grove.

Esta propuesta cuenta con el respaldo de reconocidos ornitólogos, biólogos y científicos que, como el grovense Cosme Damián Romay Cousido, son expertos en el reconocimiento de aves, de ahí que los censos elaborados con estas rutas pelágicas gocen de la mayor fiabilidad.

Y de esos registros se desprende que la salud de la plataforma continental parece buena, pues en las singladuras realizadas, que pueden llegar hasta las 12 millas al oeste de Sálvora, no solo se han encontrado gran cantidad de especies –quince familias diferentes–, sino que se han avistado algunas aves insólitas en estas latitudes, otras realmente llamativas –como el frailecillo– y unas cuantas en peligro de extinción o en franca regresión.

En las siete salidas efectuadas hasta ahora, cinco de ellas con carácter pelágico y las dos restantes en el interior de la ría de Arousa –a causa el mal tiempo–, "se han vivido momentos realmente espectaculares e inolvidables", tal y como indican los organizadores de la actividad, entre quienes se encuentra Isidro Mariño, el armador y patrón del Chasula.

Hacen especial hincapié en lo que sucede cuando se lanza por la borda el "chum" –restos congelados de pescado– con el que se atrae a las aves, "reuniéndose a veces medio millar de ejemplares en cada lance, aunque hasta ese momento no se viera absolutamente a ninguna en las proximidades".

De este modo pueden localizarse algunas de las aves que llevaron a la Sociedad Española de Ornitología (SEO/BirdLife) a catalogar el entorno marino de las Rías Baixas como Área Importante para las Aves (IBAs), y lógicamente estas singladuras también permiten disfrutar de unas vistas y un paisaje como el que encierran las rías de Arousa, Onza, Ons y Cíes.

Explican en Seabirds Galicia que "la mayoría de las aves se acercan al barco lo suficiente como para garantizar su correcta identificación", aunque también es cierto que hay aves más esquivas, a las que es preciso analizar con mayor detenimiento y paciencia.

De este modo, puede decirse que las especies más abundantes en las expediciones llevadas a cabo a bordo del Chasula fueron las gaviotas –de diferentes familias–, así como las dos especies de cormoranes o cuervos marinos –el moñudo y el grande– o las pardelas.

Al analizar lo sucedido con las especies más abundantes en estos avistamientos no hay que dejar de lado a las pardelas y a los paíños, como el de Wilson o el de Madeira, que en cualquier caso son poco habituales en las costas gallegas.

Pero quizás el apartado que más llame la atención sea el que se reserva a las especies "raras" o en situación de amenaza, como los citados paíños de Wilson y de Madeira, el págalo rabero, el págalo pomarino, el págalo parásito, la pardela sombría o la pardela capirotada.

Cabe destacar que tanto esos paíños como el págalo ravero forman parte del grupo de especies reconocidas por el Comité de Rarezas de SEO/BirdLife, lo que puede dar una idea de la importancia que tiene el haber localizado a estos individuos en las salidas a bordo del Chasula.

Igual de llamativos resultan los avistamientos de una gaviota de Sabine, una tridáctila, un charrán ártico, 25 frailecillos atlánticos y cinco araos comunes.

En este mismo apartado, el de las especies raras, conviene aludir a la localización de algunas especies que, aún siendo frecuentes en tierra, no dejan de sorprender cuando son avistadas lejos de la costa.

Así las cosas, los participantes en las expediciones pudieron toparse sobre la plataforma continental, a varias millas de la fachada litoral, a un halcón peregrino –el pájaro más rápido sobre la faz de la tierra– e incluso lavanderas y bisbitas.

En definitiva, que en las siete expediciones efectuadas pudieron registrarse 1.319 cormoranes, 759 alcatraces, 460 ostreros eurasiáticos, 360 chorlitos grises, 224 correlimos comunes, 1.047 gaviotas reidoras, 4.786 patiamarillas y 2.080 gaviotas sombrías. Pero también se localizó al andarríos chico (2 ejemplares), vuelvepiedras común (31), archibebe común (55), chorlitejo grande (11), zarapito real (50), págalo grande (61), págalo pomarino (18), charrán común (16), al patinegro (73) y un ejemplar de charrán ártico, además de al alca común (81), pardela cenicienta (70) y pardela sombría (26).

Junto a ellos, el paíño común (92), garza real (55), garceta común (33), ánade real (118), serreta mediana (33), un colimbo grande y un buen puñado de álcidos y láridos no identificados. Así hasta completar alrededor de 14.000 individuos.

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El extra de delfines, ballenas y tiburones

Aunque el secreto de las misiones de Seabirds Galicia es descubrir aves pelágicas, que de no ser por el viaje en el Chasula no se verían jamás, hay también un extra de emoción cuando los delfines se atreven a nadar al lado y debajo del pesquero. En las expediciones realizadas hasta ahora ya se encontraron diversos cetáceos, pero sobre todo delfines comunes. Cuentan los organizadores que "fue espectacular ver a los delfines atacando bancos de peces desde todos los ángulos posibles, acompañados desde el aire por una gran cantidad de gaviotas, pardelas y alcatraces que se aprovechaban del caos provocado por los cetáceos para capturar también a sus presas". Pero si esa imagen resultó espectacular, de inolvidable tachan la localización de un rorcual aliblanco, también conocido como ballena de minke común o ballena enana (Balaenoptera acutorostrata). Estuvo varias horas alrededor del barco, a menos de 50 metros. La relación se completa con la localización de peces luna y tintoreras o tiburones azules (Prionace glauca).

El ataque de un halcón peregrino, los picados del alcatraz y la guerra entre págalos y gaviotas

No cabe duda de que un viaje a bordo del Chasula entre el puerto de O Grove y la zona conocida como Cañón de Arousa, a doce millas de la costa, puede dar mucho juego. Los que tuvieron la fortuna de asistir a algunas de estas singladuras, pero sobre todo cuantos como Isidro Mariño, el patrón del barco, participaron en todas ellas, cuentan relatos verdaderamente sorprendentes que hablan de la grandiosidad de la naturaleza y de la inmensidad del océano.

Destacan en Seabirds Galicia el ataque de un halcón peregrino a una gaviota reidora. Se produjo a una milla de la isla de Sálvora, y según explican, "el halcón no mató a la gaviota con el primer impacto", pero la potencia del mismo hizo que cayera herida sobre el agua. Cuando el halcón giró en el aire para rematar a su presa "fue atacado por un pequeño grupo de gaviotas cabecinegras, que lo obligaron a abandonar el lugar dejando a su víctima en el agua", antes de que pudiera sobreponerse para volver a levantar el vuelo.

También encierra un casi inexplicable atractivo el vuelo del alcatraz atlántico, de ahí que sus picados sobre el agua en busca de peces dejaran boquiabiertos a más de un miembro de la tripulación, sobre todo porque a veces se sumergían tan cerca del Chasula "que podíamos ver la totalidad de la inmersión".

Los tripulantes también guardan en la memoria, y puede que aún en la retina, el ataque de los págalos a las gaviotas y charranes para tratar de quitarles el alimento.

El págalo "inicia su ataque desde abajo, volando a ras del agua y acosando a la gaviota con picados espectaculares hasta que suelta lo que lleva en el pico, llegando en ocasiones a regurgitar la comida para librarse del acoso del alcatraz", al que por acciones así se conoce como "pirata del aire".

Pasos prenupciales

Alcatraces, por cierto, que se dejaron ver además en su recorrido hacia las colonias de cría de Escocia, Irlanda y Noruega, "lo que nos permitió disfrutar de un ir y venir continuo de cientos de ejemplares en un corto espacio de tiempo".

Los relatos sobre lo ocurrido en las singladuras anteriores aluden, asimismo, al paso prenupcial de las pardelas "que se desplazaban hacia el hemisferio sur, donde se encuentran sus zonas de cría, especialmente en tres islas pertenecientes al archipiélago de Tristán da Cunha, entre Angola y Brasil".