Si no se les presta atención y se vela por garantizar una actividad humana respetuosa con el medio ambiente, al menos cinco de las especies vegetales que crecen en la comarca de O Salnés podrían desaparecer a medio o largo plazo. Evitar que esto ocurra es el objetivo del programa de seguimiento de flora amenazada impulsado por investigadores del Departamento de Botánica de Facultad de Farmacia de la Universidad de Santiago de Compostela (USC), en colaboración con la Xunta de Galicia. Ayer Punta Carreirón, en A Illa de Arousa, y la playa de A Mexilloeira, en O Grove, fueron el escenario del primer ensayo de la iniciativa.

En distintos puntos de O Salnés crecen poblaciones de plantas que el Catálogo Galego de Especies Ameazadas califica como "en peligro de extinción". Es el caso de Linaria arenaria, que vive en Punta Carreirón, en A Illa de Arousa; de Alyssum loiseleurii subespecie gallaecium, que puede verse en las dunas de la playa grovense de A Mexilloeira; y de Chaetopogon fasciculatus subespecie prostratus; Schoenoplectus pungens; y Limonium dodartii, que se encuentran en el entorno de A Lanzada, también en O Grove.

Aunque no se trata de grandes ni vistosas plantas, la importancia de las herbáceas que cubren las zonas dunares del litoral arousano es elevada, pues forman parte de los ecosistemas integrados en el Complejo Intermareal Umia–O Grove, sujeto a distintas formas de protección ambiental y cuya singularidad se reconoce a nivel internacional.

En el mes de diciembre echó a andar el proyecto europeo Biodiversidad Vegetal Amenazada Galicia-Norte de Portugal (BIODIV-GNP), en el que colaboran administraciones y equipos de investigación de esas dos zonas. En el Departamento de Botánica de la USC, sin embargo, Miguel Serrano y Roi Carballal llevaban ya algún tiempo trabajando en la observación y seguimiento de la flora amenazada del conjunto de la Comunidad Autónoma.

O Salnés acapara cinco de los alrededor de setenta puntos de seguimiento y observación que integran la red de lugares con especies en peligro de Galicia diseñada al amparo del BIODIV-GNP. El objetivo es que los agentes forestales y los servicios de vigilancia dependientes de la Dirección Xeral de Conservación da Natureza, que suelen controlar esos entornos, se involucren y, periódicamente, aporten datos sobre el estado de las poblaciones vegetales más sensibles.

Tanto Punta Carreirón como A Lanzada son zonas "con un importante uso recreativo" por las que, especialmente en verano, pasan a diario cientos de personas. Por ese motivo, es especialmente importante controlar el estado de las plantas que crecen en ellas, para conseguir que la actividad humana se realice de manera respetuosa con el medio ambiente. El caso de A Mexilloeira, lugar en el que un buen número de aficionados al kitesurf practican ese deporte, es de los que requieren un mayor control, tal y como apunta el biólogo Miguel Serrano.

Los dos miembros del Departamento de Botánica de la Universidad de Santiago de Compostela se reunieron ayer a pie de playa con representantes de la Xunta y con vigilantes forestales para presentarles la metodología de trabajo con la que colaborarán a partir de ahora.

Los biólogos ayudaron a los vigilantes a identificar con claridad las especies amenazadas que crecen en Punta Carreirón y en A Mexilloeira para que, periódicamente, controlen su evolución en sus recorridos. "El objetivo es ir viendo el estado de los hábitats a lo largo del tiempo y controlar las alarmas que puedan surgir", explica Serrano, convencido de la importancia de "involucrar a los guardias en esta tarea y crear en ellos un sentimiento de empatía hacia la conservación de la flora amenazada". Los cinco puntos de control de O Salnés se integran en el mismo distrito forestal que la zona de O Morrazo, que también cuenta con especies en peligro en Moaña y Cangas. La reunión de ayer fue la primera de las que los investigadores quieren mantener con vigilantes de distintas zonas.

Voluntariado ambiental en el río Tea

Voluntarios del Proyecto Ríos, impulsado por la organización ecologista Adega, trabajan en la eliminación de flora exótica invasora en diferentes trechos del río Tea. Hoy comienza un campo de trabajo que se prolongará durante todo el fin de semana, y que continuará en el mes de mayo.

Los voluntarios que participen en esta parte del Proyecto Ríos tratarán de erradicar las plántulas de acacia dealbata y A. melanoxylon, conocidas vulgarmente como mimosas, así como los árboles de falsa acacia (Robinia pseudoacacia) y pequeñas matas de bambú (Phyllostachys spp.).

Además, actuarán sobre otras herbáceas invasoras que puedan aparecer durante los trabajos de seguimiento.

El que comienza hoy en el río Tea es el penúltimo campo de trabajo que se realiza este año, y en él se hará un repaso por las actividades más destacadas de las impulsadas en los seis años de existencia del Proyecto Ríos. Para el domingo está previsto además una excursión por el río Alén, que servirá de cierre a la jornada.