Los vecinos de Rubiáns piden la intervención de Augas de Galicia en el conflicto que desde hace casi dos años mantienen con una vecina en relación con el lavadero público construido en el año 1942.

Ayer por la tarde, medio centenar de personas asistieron a la asamblea convocada al objeto de poner solución al problema de inundaciones que se registran en la parroquia debido a los desbordamientos del río Leiro (afluente de O Con).

El motivo de los anegamientos lo atribuyen en particular al estrechamiento del cauce que hoy tiene unos 80 centímetros frente a los dos metros de hace quince años, pero que también tiene relación con un lavadero al que se le retiraron las compuertas porque así lo exigió una vecina del lugar.

Ahora, en Rubiáns pretenden la intervención inmediata de Augas de Galicia con el doble propósito de convencer a la mujer de que permita la instalación de un mecanismo que regule las compuertas del lavadero público y, por otra, instar a unos hermanos de la parroquia a que devuelvan los metros que rellenaron en el río.

En principio, lo más importante es recuperar la funcionalidad del lavadero de Rubiáns, inutilizado desde que se retiraron las compuertas que sostenían el agua.

Recuerdan que hace año y medio se llegó ya a un acuerdo con la vecina, pero que ésta se echó atrás con posterioridad.

Ahora quieren que Augas de Galicia imponga la solución que consiste en retirar la piedra central del lavadero para colocar una compuerta metálica completa que se abra a través de un dispositivo eléctrico que a su vez se accionaría desde una boya cuando la marea subiera hasta una cierta altura.

Así lo explicó el presidente de la asociación vecinal, Xurxo Abuín quien critica la obstinación de su vecina "por el hecho de que tiene fobia al agua".

La mujer es precisamente la más afectada por las crecidas del cauce pues el sótano de su casa, que se encuentra a unos veinte metros de distancia del Leiro, se inunda de forma muy habitual.

Pero también afecta a cultivos y fincas de la parroquia que se inundan cuando se producen lluvias torrenciales y a veces causan estragos en las cosechas.

La opción que creen más conveniente es devolver el ancho que siempre tuvo el río Leiro, de unos dos metros, aunque saben que el problema persistirá porque se trata de una zona inundable.

Los vecinos creen que lo lógico es retirar todos los obstáculos que se han puesto en las orillas del río, pues así se minimizarán los efectos de las riadas en la parroquia.