El Concello de Vilagarcía contabiliza una extensa red de centros socioculturales, la mayoría de los cuales se mantienen mediante convenios con asociaciones de vecinos y otras entidades. Pero los problemas económicos municipales amenazan con cercenar las aportaciones para su mantenimiento, lo que causa preocupación y malestar entre los colectivos vecinales. De esta situación se hace eco el grupo municipal del BNG que insta al gobierno municipal del PP, presidido por Tomás Fole, a mantener la estructura planificada de centros culturales.

"No entendemos cómo se puede estar pensando que sean los vecinos los que mantengan los centros socioculturales, ya que no se trata de otra cosa, al final que un impuesto o precio público implícito que se le quiere poner a los vecinos de este Concello, ya que las asociaciones vecinales y culturales no son empresas, sino entidades sin ánimo de lucro. Por lo tanto, con estas propuestas, están abocando a que se conviertan en recaudadoras para cumplir con una cuestión que es obligación y competencia exclusivamente municipal", declaran los miembros del BNG.

Los ediles nacionalistas puntualizan que el 99% de los centros culturales en Vilagarcía no son propiedad de los vecinos sino del Ayuntamiento, por lo que no tiene sentido alguno que se les obligue a mantener una instalación que forma parte del inventario municipal.

"En todo caso, el gobierno municipal debe saber que el BNG se va a mantener vigilante al respecto del futuro de la red de centros socioculturales, porque para el BNG ésta no es una cuestión menor, y pensamos que no lo es para los vecinos de nuestra ciudad, especialmente los de los barrios periféricos y del rural, que serán los que se vean más afectados por las medidas como las previstas por el gobierno municipal sobre el mantenimiento de los centros socioculturales", declaran los nacionalistas.

El grupo del BNG demanda al gobierno de Tomás Fole que "al igual que utiliza las inauguraciones de las obras del anterior gobierno como es el caso del centro sociocultural de Trabanca Sardiñeira para salir en la foto, se mantenga la dinamización de los centros, con propuestas desde el Concello y con cooperación del tejido asociativo y vecinal".

Los ediles nacionalistas reconocen que es importante economizar y hacer un buen uso de los bienes y servicios públicos, y también ahorrar y controlar el gasto, pero esto no puede significar el cierre de centros socioculturales que tanto dinero costaron a los vilagarcianos.

El BNG defiende la reclamación de los vecinos de Bamio que demandan un servicio de calefacción en la Casa da Cultura. Sin embargo, la mayor parte de los centros socioculturales del rural y de los núcleos periféricos carece de este servicio y llevan años en funcionamiento.

Otra de las cuestiones que preocupa a los colectivos vecinales es el anunciado reglamento de funcionamiento de los centros socioculturales.

La mayor parte de las directivas de las asociaciones apuestan por la elaboración de un reglamente consensuado y participativo, pero de momento desconocen los contenidos que plantea el gobierno municipal.

En Vilagarcía, salvo la Casa da Cultura de la calle Alcalde Rey Daviña, el Auditorio Municipal y la Casa da Cultura de Carril, el resto de los centros socioculturales están gestionados por asociaciones.

Así, los centros de San Roque, A Torre, Trabanca Badiña, Bamio, de Cea, Faxilde, Galáns, Fontecarmoa, de Rubiáns, Castroagudín y de O Piñeiriño están a cargo de sus respectivas asociaciones de vecinos. En el caso de Cornazo, Trabanca Sardiñeira y de Guillán, la gestión está compartida por varias asociaciones de estas localidades.

En todos estos centros se desarrollan diversas actividades culturales, lúdicas y vecinales, además de la programación puntual que hasta hace poco tiempo se programaba desde diversos departamentos del gobierno municipal como Muller, Xuventude o Cultura.

En cuanto a los convenios firmados anualmente por el gobierno municipal con los colectivos, la aportación económica estipulada solo abordaba tareas de limpieza y mantenimiento de las instalaciones.

El resto de las actividades está a cargo de los colectivos que las organizan y desarrollan, en algunos casos con ayudas municipales o de otras Administraciones. Los vecinos que regentan estos centros temen que los recortes del presupuesto municipal les obliguen a ocuparse también de los costes de mantenimiento y limpieza de las instalaciones que son de titularidad municipal. En el caso de ser así, algunos de ellos podrían estar abocados al cierre.