La reapertura de dos bancos marisqueros en Arousa –el sábado pasado– y la autorización de extracción de bivalvos en casi la mitad de los viveros flotantes del polígono bateeiro Pobra E –ayer– son síntomas que parecen mostrar una ligera mejoría en cuanto a incidencia de las biotoxinas marinas en las rías gallegas.

Covadonga Salgado, la directora del Instituto Tecnológico para el Control del Medio Marino (Intecmar), confirmaba ayer que, efectivamente, puede existir una muy leve mejoría, aunque también advierte de que los cierres pueden prolongarse al menos durante unos días más, ya que el actual episodio de lo que popularmente se conoce como marea roja es "muy fuerte".

En cualquier caso, y para minimizar posibles pérdidas futuras –por ahora son imperceptibles–, pero sobre todo para permitir el reabastecimiento de mercados a medida que la situación mejore, la Consellería do Mar ha decidido redoblar esfuerzos.

Esto se traduce en un aumento de la periodicidad e intensidad de los controles que efectúan los técnicos de Intecmar, de tal forma que se pueda concretar con mayor exactitud cómo influyen las biotoxinas dentro de un mismo polígono.

Se trata de actuar en las grandes concentraciones bateeiras, las cuales, por extensión y por número de parques, pueden dar lugar a situaciones tan curiosas o contradictorias como que una parte de los parques de cultivo esté afectada por la marea roja mientras que otra está exenta de esa toxicidad.

Lo que sucede es que cuando los recuentos de células son altos se decreta el cierre de todo el polígono, y eso impide extraer mejillón de las bateas "sanas", con lo que esto supone de posible desabastecimiento del mercado y de perjuicio para los bateeiros que, aún teniendo sus bateas a salvo de la toxina, tienen que esperar a que ocurra lo mismo con las demás.

Frente a esto, una posible solución es aumentar los controles en los polígonos más grandes para tratar de abrirlos parcialmente, a medida que bajan los niveles de células tóxicas.

Ayer, por ejemplo, este mecanismo permitió subdividir en aguas arousanas el polígono Pobra E, autorizándose extraer mejillón en el que provisionalmente va a conocerse como Pobra E-1, mientras que el Pobra E-2 sigue cerrado.

Se trata de un polígono de casi 300 bateas que con esta subdivisión vuelve a estar operativo parcialmente.

Como disponibles para la extracción y venta están actualmente las bateas del Vilagarcía A y del Cambados A-2, al igual que las situadas en los polígonos vigueses Redondela A, Redondela B-G, Redondela C-F, Redondela D y Redondela E.

Esos dos polígonos y medio abiertos de Arousa y los cinco de la ría de Vigo constituyen en la actualidad las únicas zonas aptas para el consumo de mejillón, lo que supone que siguen cerrados 41 zonas más, al igual que una mitad del Pobra E.

Ni que decir tiene que la incidencia del fitoplancton portador de biotoxinas marinas es mayoritario, a pesar de lo cual en el sector confían en que la situación tienda a mejorar en próximos días y semanas.

Dicho esto, hay que abundar en aquello de que se trata de un episodio natural y habitual más, por lo que no hay riesgo para la salud pública, siempre y cuando el mejillón se comercialice y adquiera por los cauces reglamentarios.

Al igual que cabe destacar que las pérdidas solo se producirán si la marea roja persiste durante algunas semanas más y aparecen los temporales de viento y corrientes tan fuertes como para desprender el mejillón de las cuerdas y tirarlo al fondo.