Agosto ha sido un buen mes para los vendedores de la plaza de abastos de Vilagarcía. Después de meses padeciendo las consecuencias de la crisis económica y viendo descender paulatinamente sus ventas, en las últimas semanas la carestía ha dado un respiro al mercado, que ha incrementado su volumen de negocio gracias a las fiestas y a la afluencia de visitantes.

Aunque las cuentas no son iguales para todos, en general los placeros están satisfechos por los resultados de un fin de verano que les ha permitido levantar cabeza. Y es que desde hace aproximadamente un año las ventas del colectivo han descendido hasta en un 25%.

La calidad de los productos frescos locales es un atractivo que consigue situar al mercado en la ruta de visitas de los turistas que llegan a la capital arousana durante el verano. No obstante, los buenos datos registrados se deben, en su mayor parte, a la proliferación de festejos y reuniones familiares.

Son muchos los hogares del municipio que durante las vacaciones ven crecer su número de miembros, pues los que viven fuera aprovechan el descanso estival para pasar unos días en familia. Eso es, al menos, lo que detectan los placeros, que en las últimas semanas han visto crecer la bolsa de la compra de sus clientes habituales.

Las fiestas patronales que en verano proliferan por las distintas parroquias de Vilagarcía han sido otro de los impulsos, pues en esos días de celebración es habitual que los vecinos hagan un sobreesfuerzo económico y apuesten por pescados, mariscos y carnes frescos y de las mejores calidades para sus comidas familiares.

Con agosto a punto de terminar los placeros son conscientes, no obstante, de que volverán las vacas flacas. "Ojalá me equivoque y no sea así, pero este año está siendo bastante duro", reconoce el presidente de la asociación de vendedores del mercado, José Manuel Limeres, que teme que hasta las vísperas de las Navidades tocará ajustarse de nuevo el cinturón y seguir capeando el temporal.

Las buenas ventas del último mes han supuesto, pese a todo, un aliciente tanto para la economía como para los ánimos de los placeros, que más allá de los visitantes de se acercaron hasta la plaza para hacerse fotos con los productos locales han registrado un importante aumento de sus cajas.

El repunte ha permitido a más de uno "levantar un poco el vuelo", pues si las ventas ya venían descendiendo desde hace tiempo, desde que las obras de rehabilitación del mercado obligaron a los vendedores a trasladarse la situación ha empeorado.

Los que han tenido que moverse temporalmente al piso superior del edificio son los que peor lo están pasando, pues la mayor parte de la actividad y del paso de clientes se concentra en la planta baja. No obstante, en septiembre se espera que puedan estar terminados esos trabajos y que cada vendedor pueda instalarse en su renovado puesto definitivo. "A ver si la renovación de infraestructuras implica mejores ventas", apunta el portavoz de los placeros.