El Floreano de la Praza de Arriba está, como no podía ser de otro modo, sentado ante una mesa y con una taza de vino en la mano. Lleva puesta la boina, y los prominentes rasgos de su cara, entre ellos los ojos y la nariz, demuestran que la escultura creada por Lucas Míguez es tal cual el personaje que sale a diario en las viñetas de FARO.

Floreano surgió de la imaginación de Gogue hace 22 años, y desde entonces se ha convertido en uno de los personajes más populares de la prensa diaria gallega. A día de hoy tiene un gran número de seguidores, que leen cada mañana sus irónicos diálogos con su mujer, sus amigos o el sacerdote. También se ha convertido en un icono de O Salnés por su encendida defensa de algunos de sus símbolos, como el vino tinto de Barrantes.

La escultura de Floreano fue inaugurada a última hora de la tarde de ayer en un acto en el que estuvieron, entre otros, Gogue, Lucas Míguez, el presidente de la Diputación, Rafael Louzán, el alcalde meco, Miguel Ángel Pérez, el delegado de la Xunta en Pontevedra, José Manuel Cores Tourís y los directivos de la Asociación de Empresarios Grovenses (Emgrobes), que es la que decidió colocar la estatua.

Pero también era muy notable la presencia de vecinos de O Grove así como de admiradores de Floreano y de Gogue, por lo que el acto fue una simbiosis entre lo tumultuoso y lo familiar. La escultura fue colocada frente a la casa natal de Gogue por iniciativa de Emgrobes, que contó con una ayuda de 25.000 euros de la Diputación. La intención de los empresarios era doble: de un lado homenajear a uno de sus vecinos más ilustres; y por otro lado, crear un nuevo foco de atracción turística en la localidad.

La escultura es de bronce, pesa unos 200 kilos, y Míguez trabajó en ella durante cuatro meses. Una vez descubierta la pieza, el acto continuó con la actuación de un grupo de danza contemporánea, A Carioca, de grupo de malabaristas con fuego Vagalume y con el espectáculo de títeres de Titereluis.

Fue así una velada festiva en la Praza de Arriba en la que Floreano lo observaba todo con su particular retranca.