Como se esperaba, sobre todo tras disiparse la posibilidad de lluvias constantes, el mildiu no ha avanzado en los viñedos. Sin embargo sí lo ha hecho, y de qué manera, la enfermedad del oidio, que afecta ya a todas las comarcas o zonas productoras de la provincia.

Así lo confirmaban ayer en la Estación Fitopatolóxica do Areeiro (EFA), un departamento dependiente de la Diputación de Pontevedra que indica que el oidio afecta ya a los racimos, aunque con diferente intensidad dependiendo de la zona de que se trate.

Pero el viñedo, en el estado fenológico actual, con "granos tamaño guisante", se encuentra en una situación compleja y delicada, de ahí la necesidad de intervenir contra el oidio "aplicando fungicidas y confirmando que no aparecen nuevos síntomas tras los tratamientos", explican los técnicos.

El oidio de la vid, cuando ataca a las hojas, se presenta a modo de polvo blanquecino, mientras que si afecta a la madera se aprecia a modo de manchas de color verde oscuro que evolucionan a tonos marrones y morados. La situación es más preocupante cuando, como ahora, ataca al racimo, pues produce heridas que pueden secar los granos o debilitarlos para facilitar la llegada de otras enfermedades.

Lo que sucede cuando el oidio llega al racimo es que la piel de la uva deja de crecer, mientras que el interior sigue ganando tamaño hasta que rompe.

Así pues, los viticultores deben extremar la vigilancia y aplicar los tratamientos recomendados contra el oidio, mientras que la situación respecto al mildiu está mucho más calmada. "Han aparecido nuevos síntomas de la enfermedad en algunas plantaciones, pero no es una situación generalizada y en la mayoría de los casos se trata de racimos puntuales", indican los técnicos. Por esta razón, y dado que se mantienen tanto el tiempo seco como los vientos del Norte, "el riesgo de infección (por mildiu) no es muy elevado".

Lo que hay que hacer en estos casos es permanecer alerta y confirmar que los tratamientos aplicados resultan eficaces.

Tampoco hay novedades respecto a las polillas del racimo y los cicadélidos, por lo que no es necesario aplicar tratamientos.

Por otra parte, en la EFA explican que el pulgón afecta a diversos cultivos, pero advierten también de que están apareciendo sus enemigos naturales, como las llamativas mariquitas.

Esto hace preciso emplear proyectos fitosanitarios que resulten respetuosos con esos otros insectos considerados "útiles" o "buenos", y tan necesarios para combatir de forma natural las plagas de pulgones y otras similares.