No siempre es fácil levantarse cuando aún no ha salido el sol, subirse a una pequeña embarcación y soportar un intenso oleaje a temperaturas a veces gélidas mientras se empuña una gran vara con la que hay que remover el fondo marino en busca de las capturas del día. Pero la campaña de libre marisqueo en Galicia está marcada como una época señalada en el calendario de muchas familias arousanas, tanto en la comarca de O Salnés como en la de Barbanza.

El inicio de la actividad en los bancos "comunes", como Os Lombos do Ulla, Cabío y O Bohído, representa para muchos una fuente de ingresos extra.

La importancia de estos bancos viene dada no sólo por las cantidades de almeja y berberecho que puedan extraerse, sino porque mientras se desarrolla la campaña en estas zonas se permite el descanso y la consiguiente regeneración de otros espacios, pertenecientes a las distintas cofradías, en los que ya se trabaja el resto del año.

Esto significa que los recursos pueden recuperarse poco a poco, y de este modo se garantiza el trabajo de cientos de mariscadores tanto ahora como en años venideros.

Son más de 2.000 los que estos días faenan en las zonas libres de la ría, y a esos rañeiros –la mayoría son hombres, pero también hay mujeres entre la flota– hay que sumar a los mariscadores de a pie, que a diferencia del caso anterior son en una gran mayoría mujeres.

Es así cómo subsisten cientos de familias arousanas, que en ocasiones se encuentran con unas condiciones de trabajo francamente adversas y no siempre regresan a casa con las capturas que desearían.

El marisqueo es duro, sobre todo en jornadas que, como las de esta semana, están marcadas por la incidencia de los temporales. Pero es, también, un trabajo agradecido, especialmente cuando los bancos marisqueros se gestionan convenientemente, o cuando las condiciones meteorológicas acompañan, se ataja la labor de los furtivos y los recursos son abundantes.

El marisqueo es una buena fuente de ingresos, y en la ría tiene también una vertiente claramente cultural y patrimonial, pues de esta actividad ha vivido miles de arousanos.