Las lluvias de la semana pasada y la amenaza de nuevas precipitaciones hacen que la actividad en los viñedos esté resultando frenética en los últimos días. Los productores protegen a las plantas frente al mildiu, el oidio o los ácaros, presentes en mayor o menor intensidad en las diferentes parcelas de Rías Baixas.

La viña se encuentra en el estado fenológico de cierre del racimo, y esto requiere de un control especial por parte de los viticultores, que sobre todo deben cerciorarse de la eficacia de los tratamientos aplicados, teniendo muy presente que las lluvias reducen el periodo de protección de los productos y lava los fungicidas de contacto.

Así lo recuerdan desde la Estación Fitopatolóxica do Areeiro, donde abundan en la conveniencia de aplicar prácticas "culturales", como son el despuntado o deshojado del viñedo, para favorecer la aireación de los racimos y así combatir las diferentes plagas.

Hay que explicar que el oidio ha causado daños importantes en algunas plantaciones, sobre todo de variedades tintas, y que el clima seco y cálido propicia la aparición de algunas especies de ácaros, tanto benignos como malignos.

Existen algunos que conviene conservar y no destruir, pues se ocupan de regular las poblaciones de ácaros nocivos para la vid.