Las resonancias de esta iniciativa en el mundillo artístico de la red social hicieron que familiares y amigos de Estanga descubrieran la página y comenzaran a contactar con ella para recabar noticias del artista, que en todos estos años desarrolló su carrera y su singular método didáctico en Arousa, donde creó –en 1985– la Escuela de Niños Pintores.

Para el veterano profesor fue una experiencia muy emotiva recibir tantas muestras de reconocimiento, pues se había volcado de tal manera con la escuela infantil que tenía un tanto descuidados sus afectos y raíces venezolanas. Los familiares y amistades del retratista viven actualmente muy cerca de Caracas y le envian cada día mensajes, fotos e innumerables llamadas telefónicas. Apelando a la nostalgia, lograron convencerle para que viaje hasta la capital venezolana, donde le están organizando un merecido homenaje tras décadas de ausencia.

Martínez Estanga prevé permanecer un mes en su país de orígen. Además de revivir los felices tiempos de juventud y estrechar los lazos con sus familiares, aprovechará el desplazamiento para mantener contactos con autoridades venezolanas de cara a la posible implantación de una Escuela de Niños Pintores en Caracas o en su entorno metropolitano.

Durante la década de los años 70, Estanga fue un pintor de renombre en Venezuela, donde el fallecido presidente Rafael Caldera y ministros de la República apadrinaron varias de sus grandes exposiciones. Su carrera fue fulgurante y plagada de éxitos hasta que, impulsado por sus ansias de recorrer el mundo, viajó a Estados Unidos y posteriormente al Viejo Continente. En Europa vivió sus mejores años como pintor, instalando su caballete en renombradas plazas y salas de la bohemia europea: París, Londres, Madrid, Venecia, Roma, Munich...

En 1980 Estanga viajó hasta A Coruña donde conoció al abogado y político José González Dopeso, que admiraba su estilo artístico y le ayudó a organizar varias exposiciones en distintos puntos de Galicia. Así fue como llegó a Vilagarcía para colgar sus cuadros en el salón del Casino, pero aún tardaría dos años en trasladarse a Vilanova para ejercer la docencia en el desaparecido colegio privado Valle-Inclán. Una vez clausurado este centro escolar, Estanga decidió continuar su carrera como profesor fundando la escuela de Niños Pintores de Arousa a la cual lleva dedicado los últimos 20 años.

En el seno de esta escuela promovió varios intercambios culturales nacionales e internacionales. El más sonado fue el que le llevó, junto con siete de sus mejores alumnos, a visitar la antigua Unión Soviética (en plena Perestroika) con un acercamiento artístico a la escuela infantil de Rostov del Don. El colectivo expuso allí su Universo Visual de Valle-Inclán, un escritor al que Estanga admira como renovador de la literatura española. Jóvenes rusos y sus profesores devolvieron la visita a Galicia para completar un intercambio de valores multicultural.