El Concello de Valga es un ejemplo a seguir en lo que se refiere a transferencia de conocimientos intergeneracionales. Se explota al máximo la experiencia de los vecinos de más edad, que de manera voluntaria y muy satisfechos con la experiencia, cuentan a los más pequeños cómo se vivía antes en el rural y de qué se alimentaban los valgueses de antaño.

Ayer, por ejemplo, la colaboración entre el Concello de Valga y el Colexio Xesús Ferro Couselo permitió que un centenar de alumnos y vecinos, algunos de avanzada edad, disfrutan de la "Festa do Millo".

Y no era una simple cita didáctica, sino una clase magistral en la cual los vecinos más veteranos explicaban a los más jóvenes cómo se desgrana el maíz, cómo se hace la harina y cómo se maneja hasta convertirla en la masa con la que se elabora pan y empanadas, eso sí, en el correspondiente horno de leña, como se hacía antiguamente.

Todo ello ocurrió en el recinto escolar, donde se utilizaron cientos de espigas de maíz que eran convenientemente tratadas mientras los expertos fogoneros calentaban el horno. Los niños podían hablar de sus cantantes o artistas favoritos, de los juegos de moda o de las prendas que más les gusta lucir mientras los mayores rememoraban aquellos tiempos en los que las gentes del rural se nutrían exclusivamente de lo que las tierras eran capaces de producir y de aquello que las manos de hombres y mujeres eran capaces de cultivar.

Se hizo ayer, como se hace con la tradicional siembra del trigo, su recolección, "la malla" y demás procesos con los que se muestra a los niños de hoy cómo era Valga ayer.