Las casas do Campaneiro y de Tomasa siempre han sido objeto de deseo para el Concello de A Illa, que lleva más de una década tratando de incorporarlas a su patrimonio debido a su alto valor histórico y arquitectónico, pues se trata de los pocos ejemplos de la época modernista que se conservan en el municipio, además de poseer un alto valor histórico por ser las viviendas de los antiguos propietarios de la fábrica de conservas Otero Diz y Otero (Odosa).

Después de numerosos intentos, todo hace indicar que ahora se está más cerca que nunca de conseguir ese objetivo previo pago a sus actuales propietarios de una cifra que rondaría los 400.000 euros, de ahí que hayan solicitado unos 200.000 euros a la caja de anticipos de la Diputación de Pontevedra, mientras el resto de la oferta podría reunirse a través de un crédito.

Las viviendas llevan ya dos décadas abandonadas y han sufrido un importante deterioro tanto en la fachada como en el interior, algo que va a obligar al Concello a realizar una importante inversión para remodelarlas.

Su adquisición va a permitir al Concello completar el complejo urbanístico que se diseñó hace muchos años en torno al que sería Centro de Interpretación de la Conserva, la antigua fábrica de Goday.

La intención del grupo de gobierno se le trasladó ayer a los portavoces de la oposición, Juan José González Vázquez del Partido Popular y Carlos Otero del Bloque Nacionalista Galego. Ambas formaciones apoyan la adquisición de las dos viviendas, que vendrían a enriquecer el patrimonio municipal, aunque consideraban que existen otras prioridades inversoras que podrían ser más importantes.

Es el caso del portavoz popular, que entiende que "debería apostarse, en estos tiempos, por la construcción de otro tipo de infraestructuras, como podría ser un pabellón, ya que adquirir las viviendas no creemos que fuese lo más prioritario".

Desde que están abandonadas, las viviendas han sufrido varios asaltos que han esquilmado algunas de las riquezas que todavía guardaban en su interior. Ahora se han convertido en el refugio de algún delincuente, pues allí la Guardia Civil ha encontrado los restos de robos perpetrados en A Illa y alrededores.