La segunda edición de la Escuela Municipal de Judo de Ribadumia tocó a su fin en la tarde de ayer en el gimnasio del Colegio Público de Barrantes, escenario habitual de sus entrenamientos.

Allí también estuvo presente el maestro Carlos Garabatos, perteneciente al Club Mamuto de Vigo, y que se encargó de dirigir las clases de los 44 alumnos, que repartidos en dos grupos, desarrollaron la actividad a lo largo de los últimos ocho meses.

Tras la ceremonial entrega de diplomas a todos los participantes se llevó a cabo una exhibición que hizo las delicias del numeroso público asistente, con la presencia de familiares y una amplia representación del gobierno local encabezada por la alcaldesa Salomé Peña y el concejal de Deportes, Jorge Abal.

La dura competencia con otros deportes, especialmente con el fútbol, también se ha dejado notar en el curso de judo que ha registrado un descenso respecto a la participación en la primera edición. En este sentido, Carlos Garabatos señaló que "se hace complicado conseguir que la asistencia se pueda incrementar año tras año. Este año ha habido un bajón e incluso hemos tenido que variar algunos horarios para que el fútbol no nos afectase tanto".

El entrenador se mostró contento con la evolución de sus alumnos a lo largo del año, "han sido dos grupos de trabajo con niños de 5 a 15 años y todos ellos mostraron unas ganas enormes por aprender y progresar. Han sido dos días de entrenamientos semanales y la verdad es que estoy contento con la progresión de todos ellos".

Uno de los motivos para que todos los alumnos continúen el próximo curso es precisamente el cambio de cinturón que han conseguido esta temporada. Su evolución en los entrenamientos les ha hecho merecedores del cambio de color en la cintura de sus kimonos en base a las dos horas de entrenamientos semanales.

Una exhibición de distintas katas de técnica y combate puso el colofón a una aventura que promete seguir escribiendo episodios en los próximos años. Por ganas e ilusión de sus protagonistas no va a quedar.