San Gregorio volvió a ser homenajeado por los vecinos de Santa María de Paradela con una fiesta popular que duró todo el fin de semana, pero que tuvo su mayor esplendor en la jornada de ayer con la romería presidida por un bollo pascual de más de 6.000 huevos.

El bollo de San Gregorio se llevó al campo de la fiesta transportado en un remolque mediante una particular procesión, siguiendo la imagen del santo homenajeado, que llamó la atención de conductores y peatones que pasaron a media mañana por la carretera PO-531, a la altura de Vilanoviña.

En el recinto de la fiesta, ubicado en unos terrenos vecinales próximos a la capilla de San Gregorio y las pistas polideportivas, el público esperaba a la comitiva oficial para iniciar los festejos.

Tras los oficios religiosos, los romeros se entregaron a su otra gran pasión: la comida. La gente hizo cola para conseguir su ración del afamado bollo de San Gregorio. Vino del país, refrescos, chorizos y churrasco completaron el menú en el recinto de la fiesta que, dado el buen tiempo reinante durante toda la jornada, resultó pequeño para tantos asistentes.

Mientras los mayores procuraban la comida, los pequeños disfrutaban en las atracciones de feria situadas en las inmediaciones. Toda una fiesta que se prolongó hasta el final de la tarde.

El bollo de San Gregorio se evaporó en unas horas, pero para su elaboración, los vecinos de Paradela trabajaron toda la semana. Primero recogieron huevos por toda la parroquia y las de los alrededores. El sábado por la tarde, en la panadería de Paradela comenzaron las labores de amasado y cocción del gran bollo pascual, al que ya no se le pueden sumar más huevos por culpa de la capacidad del horno.