Un pintor acude un día a comer a casa de su suegra. Tienen arroz blanco con chopo, y al artista le llama la atención el efecto que tiene en la presentación del plato la tinta negra del cefalópodo. Pregunta a la madre de su mujer si le queda algo de esa tinta, y ésta le entrega unas pocas bolsitas.

De regreso a su estudio, el pintor prueba la tinta sobre papel y cartulina, y le gusta el resultado. A partir de ese momento realiza diversas pruebas con la tinta de chopo, y llega a la conclusión de que con ella puede obtener algunos efectos que no lograría con la tinta china.

Esto es lo que sucedió hace algún tiempo a Augusto Martínez Zamudio, también conocido como Augusto Metztli. Mexicano de 30 años, está licenciado en Arquitectura, pero la pintura es para él algo vocacional a lo que no puede renunciar.

Desde hace poco más de dos años reside en Vilagarcía de Arousa, ya que su esposa, la también pintora Marthazul, es natural de esta ciudad.

Augusto Metztli ya ha expuesto en Chantada, Betanzos o el auditorio de Vilagarcía, donde presentó su obra en acrílico. Sus trabajos elaborados -parcialmente- con tinta de chopo ya los presentó en su día en la galería vilagarciana Jadeco, y afirma que desde entonces realiza por encargo algunos cuadros con este material.

Durante el período de pruebas, Metztli, descubrió que “al sol, con luz, la tinta de chopo destiñe antes que la china. Y si te pasas mucho con la cantidad te quedan unos grumos, y el papel acaba oliendo mal”.

No obstante, encontró una solución simple para estos dos problemas, que consiste en disolver bien la sustancia en agua.

Añade el pintor mexicano que la tinta de chopo le ofrece unos resultados que ni siquiera logra con la china, que si bien es mejor para el dibujo, se muestra inferior a la hora de recrear fondos y texturas.

“La tinta de chopo no se disuelve totalmente, y quedan unos granitos minúsculos que al reventar te dan unos efectos que con la china no obtienes”.

Martínez Zamudio, que los fines de semana trabaja como teleoperador en Vigo, y de lunes a viernes se dedica en cuerpo y alma a su actividad artística, se muestra encantado con esta técnica que conjuga gastronomía y arte, y que rinde un modesto homenaje al chopo, uno de los productos más apreciados de la cocina gallega.

Obra original

Su obra resulta tan original que cualquier espectador puede disfrutar de las formas que logra, los difuminados especiales, el conjunto de una obra que además cuenta con el añadido sabor a mar que le da la tinta de calamar, un toque de originalidad que fue el primero en encontrar.

Payasos, elefantes, genios misteriosos, con títulos tan sugerentes como “Portador de buenas noticias”, “Caer al abismo del silencio” o “Beso en la frente” son alguno de los ejemplos de su brillantez como dibujante en sus tiempos libres.

Usa también otras técnicas que ya presentó en varias exposiciones individuales en cafés y salas tanto de Mexico como de España. Pero también colaboró con el dibujo de la portada del disco “El sillón de la paz” de Luis Ku, para la revista “Rémora” o “Casiopea”, así como en la elaboración de murales como de la FIL de niños, 2006 y 2007.