Augusto Chaves acaba de publicar el que tal vez sea su último libro. El poeta afirma, con total rotundidad, que "Anatomía de la noche" significa para él el final de un ciclo. "No puedo asegurar que vaya a dejar de escribir poemas, porque esa es una necesidad que se lleva en el interior. Pero sí que estoy seguro de que no voy a volver a publicar, porque ahora tengo otras prioridades en la vida".

"Anatomía de la noche", un poemario que el cambadés acaba de autoeditar en el sello Lulu.com significa por tanto un compendio, una burbuja en la que se condensan el estilo personal, las obsesiones temáticas y los ambientes exóticos que ya estaban presentes en los dos libros anteriores de Chaves, "Visión interior" y "La luz acaecida".

Augusto Chaves nació en 1970 en Cambados. Hizo estudios de Filología Hispánica en la Universidade de Santiago de Compostela, aunque posteriormente encaminó su carrera hacia el mundo de la Administración. Desde hace casi una década en el rostro visible de Esperanza Salnés, una asociación de apoyo a niños discapacitados.

Siendo un joven de 23 años se estrenó en los ruedos literarios con "Visión interior", un poemario editado en Madrid que mostraba a un escritor arriesgado y vanguardista. Su producción lírica continuó en 2000, con la publicación de "La luz acaecida", un trabajo editado por el sello vilagarciano El Pirata Merodea.

Augusto Chaves siguió escribiendo, limando su personal estilo. Por ello, afirma que "Anatomía de la noche" es el libro suyo que más le satisfizo. Pese a ello, no lo ha tomado como un trampolín a nuevos proyectos, sino como un colofón, como el broche a una carrera.

El poeta cambadés asegura sentirse "muy desengañado con el mundo editorial", y le duele la escasa repercusión que tiene la poesía. "No es que no se vendan mis libros. Es que no se vende libro alguno de poesía. Hoy en día, los únicos que leen a los poetas son los otros poetas".

No obstante, su decisión de dejar de publicar se debe también a razones personales. "El hecho de publicar es una manifestación del ego del escritor, y eso que era tan fulgurante en mi época universitaria con el tiempo se fue desvaneciendo". Eso sí, afirma estar muy contento de su paso por la literatura. "No dejo la poesía con un poso de amargura, sino todo lo contrario".