La cita era única en Galicia pero el espíritu del carnaval seguía vivo en el ya conocido como "momódromo vilanovés" por lo que de antemano se contaba con que fueran miles las personas que se dieran cita en la localidad para dar rienda suelta a la imparable imaginación de los participantes en el desfile que cierra estas paganas fiestas, aunque ya en plena Cuaresma.

Los organizadores tuvieron que esperar dos semanas para revelar el nombre del personaje al que este año tocó reinar en el carnaval vilanovés.

La popular Belén Esteban pudo contra todo pronóstico con cualquier otro personaje político que a lo largo del pasado año haya podido sorprender a la opinión pública.

Ni Zapatero, ni Hugo Chávez, ni Garzón, ni Sarcozy, como en otras ocasiones fueron Pinochet, Pedro Solbes... A los organizadores lo que más le sobresaltó este año fue la cirugía estética de la señora de Jezulín de Ubrique, el torero por antonomasia.

Y por ello, la magna imagen de cartón piedra recorrió las calles en pleno quirófano, rodeada de cirujanos que "reparaban" todo su cuerpo y que incluso estaban prevenidos para un trasplante de corazón, de hígado u otras vísceras. El "paseillo" fue seguido de cerca por un figurante Ubrique que no dejaba de levantar el estoque contra su ex y madre de su hija Andrea.

Pero la comitiva también estuvo integrada por otras muchas carrozas, cada cual más sorprendente, además de charangas, grupos folclóricos y todo tipo de disfraces, cada cual más ácido y crítico.

Destacó a simple vista el barco "Alakrana" que un grupo de corsarios consiguió dominar a lo largo de todo el "momódromo" vilanovés.

Pero también, el grupo que ondeó el botafumeiro en clara alusión al Año Xacobeo en el que Galicia está inmerso; o la dura crisis que se sufre en la comarca y obliga a volver a las tareas del campo como el trabajo "A leira" que presentó el típico carro de bueyes de siempre.

Aunque la profundidad de las críticas era la base de la fiesta, hubo además grupos que prefirieron la provocación. Así, llamó especialmente la atención el grupo de "tirolesas" alemanes que a más de uno sacaron una sonrisa por su "desparpajo y descaro".

Luego, los disfraces más corrientes o más socorridos. Los Picapiedra con su troncomóvil, modelos de los años veinte, trajes de fantasía, rockeros o cazafantasmas completaron papeles que nunca faltan en desfiles como éste.

También los niños fueron protagonistas de excepción a lo largo de un recorrido que se realizó a destiempo como consecuencia de los "adversos" meteorológicos de los últimos quince días.

Ahora sólo queda ponerse a buscar el Momo de 2011.