El Síndrome de Piernas Inquietas (SPI) es un trastorno neurológico del movimiento. Quienes lo padecen sufren sensaciones desagradables y dolorosas en las piernas -como escozor, hormigueo y pinchazos- y en ocasiones sólo consiguen calmar los síntomas caminando o poniendo en movimiento las piernas. Es una dolencia que se hace especialmente incómoda a la tarde -noche, cuando el paciente se encuentra en reposo, y a menudo impide a la persona conciliar el sueño con regularidad, por lo que es fácil que derive en insomnio. Un 20 por ciento de las mujeres desarrollan el SPI durante los últimos meses del embarazo, si bien en la mayoría de los casos los síntomas desaparecen tras el parto. Según los datos de las asociaciones de afectados, entre el 5 y el 10 por ciento de la población española sufre el Síndrome de Piernas Inquietas, porcentaje que se sitúa entre el 15 y el 20 por ciento entre los mayores de 65 años. El diagnóstico lo pueden realizar en las unidades de Neurología, del Sueño o los médicos de cabecera de los centros de salud. Una vecina de Meis, Esperanza López Maquieira, es desde principios de este año presidenta de la Asociación Española de Síndrome de Piernas Inquietas.

-¿A dónde debe acudir una persona al sospechar que padece el Síndrome de Piernas Inquietas?

-Primero debe decírselo a su médico de cabecera. En algunos casos, es ahí donde se diagnostica el SPI, pero en otros muchos no, ya que todavía se sabe poco de esta enfermedad. Nosotros recomendamos que vayan al médico de cabecera y que pidan cita para el neurólogo. O que se pongan en contacto con la asociación porque tenemos una base de datos con los especialistas que tratan el síndrome.

-¿Cuáles son los tratamientos médicos habituales?

-Suelen tratarnos con agonistas de dopamina. Es un tratamiento que se usa para el Parkinson, pero en nuestro caso con dosis más bajas.

-¿Y qué hábitos de vida deben tener en cuenta?

-Nos hace falta un poco de ejercicio diario suave, por las mañanas o después de comer. El yoga también nos va muy bien y en las comidas tenemos que privarnos de todos los excitantes, como el alcohol o el café. Las carnes nos van muy mal, y la ternera es la peor. Las habitaciones de la casa las tenemos que dejar muy bien ventiladas.

-¿Con esas costumbres y los medicamentos pueden hacer vida normal o el SPI es una enfermedad incapacitante?

-Eso depende de su grado de intensidad. Hay casos en que con un tratamiento adecuado el paciente sí que puede llevar una vida normal, pero hay otros muy severos en que te ves incapacitado porque a pesar de que tomas una medicación muy fuerte sólo consigues dormir dos horas.

-Decía usted antes que en ocasiones los médicos de familia tienen dificultades para reconocer e identificar el Síndrome de Piernas Inquietas.

-Desgraciadamente, ésta es una enfermedad poco conocida, y hay ocasiones en que echas años y años de médico en médico hasta que te la diagnostican.

-¿Es una enfermedad rara?

-En principio estaba catalogada como rara por el instituto Carlos III, pero los estudios demuestran que la padece un diez por ciento de la población. Es una enfermedad abandonada por la investigación, pero no es rara.

-Lleva diez meses como presidenta de la asociación, pero antes ya fue su secretaria. Explique qué hace este colectivo y los grupos de apoyo.

-La nuestra es la única asociación a nivel español de afectados por este Síndrome de Piernas Inquietas. Una de las cosas que hacemos es formar grupos de apoyo en las provincias. En la de Pontevedra estamos pendientes de formar un grupo, y lo haremos en cuanto haya seis personas interesadas en asistir a las reuniones. Estos grupos son interesantísimos, porque la gente puede hablar y desahogarse. Piense que incluso entre sus familiares los hay que no comprenden que una persona necesite levantarse de cama y pasar la noche de pie.