La Comisión Europea sigue adelante y lo que parecía una simple declaración de intenciones empieza a cobrar forma. Después de que la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria emitiera informes en los que se aconsejaban unos análisis de marea roja mucho más restrictivos que los actuales, y con un método químico que sustituya al actual bioensayo con ratón, ahora puede decirse que Europa ya ha elaborado un borrador de la ley con la que pretende desarrollar esas nuevas analíticas.

Paralelamente se llevan a cabo estudios científicos para la validación del nuevo sistema, pues hay que recordar que actualmente no existe un método fiable con el que determinar los restrictivos parámetros de toxicidad en los bivalvos que se pretenden marcar con las nuevas analíticas.

Lo que está haciendo Europa es acelerar la imposición de esta medida, hasta tal punto que no sería descabellado pensar, y ese es el temor existente en Galicia, que pudiera imponerse la nueva ley sin existir todavía la validación del nuevo método, con lo que se pondría en serio peligro todo el sistema de análisis existente en la actualidad, y que en el caso del Instituto Tecnológico para el Control del Medio Marino (Intecmar) está considerado una referencia mundial.

Pero el clamor gallego no parece calar lo suficiente en altas instancias europeas, que siguen adelante con sus pretensiones a pesar de que, como se explicó ya hace meses, aplicar unos análisis de marea roja más restrictivos que los actuales no va necesariamente a garantizar una mayor salubridad del producto, pero sí garantiza la ruina de muchos bateeiros.

Cabe incidir en que, según las estimaciones de las consellerías de Mar y Sanidade, de las que ya informó FARO, con los nuevos sistemas analíticos el cierre de bateas por marea roja puede incrementarse en un 200%. Habría muchos parques de cultivo obligados a permanecer inactivos durante uno o dos años de manera ininterrumpida, lo cual haría que la producción de mejillón dejara de ser rentable y que esas bateas desaparecieran de modo definitivo.

Eso es lo que pretende evitar Mar, que en julio reunió al sector productor para informarle de la amenaza procedente de Bruselas, y que hoy vuelve a mantener un encuentro semejante para advertir de que aquella amenaza empieza a cobrar forma.

Lo que pretende la Administración es "mantener la actual posición de firmeza para evitar un cambio en la legislación" sobre los análisis de las biotoxinas. Aunque bien es cierto que ese frente común requiere de la plena implicación del sector bateeiro, y en las últimas semanas se ha comprobado que la fragilidad del mismo no ha contribuido a defender la causa, de ahí que hoy vuelva a reclamarse el apoyo de la producción.

Según se ha podido saber ayer, la Xunta incluso estaría dispuesta a aceptar el nuevo método químico, siempre y cuando fuera compatible o complementario con el actual sistema biológico. La idea es sencilla: si el sistema existente se ha demostrado sobradamente eficaz no hay motivos para cambiarlo, y si aún así quiere cambiarse habrá que probar durante un tiempo las nuevas pruebas antes de decidir si son válidas o no.

Pero se trata de evitar que el sistema del bioensayo se suprima de un plumazo y garantizar que no se dejen todos los análisis en manos del nuevo método, pues es "un riesgo que nadie debe correr". Y es que el mínimo error en el sistema de control de las aguas y los moluscos no sólo puede producir importantes problemas para la salud pública, algunos irreversibles, sino que puede afectar de manera decisiva a la imagen de los productos llegan al consumidor.

Esto es tanto como decir que suprimir el bioensayo actual para introducir un método químico aún en fase de validación supone poner en juego el futuro de decenas de miles de personas que en Galicia viven directa o indirectamente del cultivo de mejillón y ostra, pero también del marisqueo.