Una red de muestreo formada por medio centenar de puntos primarios situados en otras tantas bateas de mejillón y 189 puntos secundarios, complementarios de los anteriores y ubicados igualmente en parques de cultivo flotantes; una frecuencia de muestreo semanal en los puntos primarios, y variable en los secundarios; 16 puntos fijos para el muestreo de mejillón de roca; otras tantas áreas de muestreo de moluscos epifaunales, como la vieira, volandeira y zamburiña; y 18 áreas de muestreo de moluscos infaunales, los que como la almeja y el berberecho o la navaja viven enterrados en el substrato.

Esta es la red analítica de que dispone el Instituto Tecnológico para el Control del Medio Marino (Intecmar), que en sus instalaciones de Vilagarcía se ocupa de analizar e interpretar todos los datos obtenidos para decretar el cierre o apertura de bateas.

Es así como se controla la marea roja, un episodio totalmente natural que es, también, un acontecimiento ya familiar en Galicia, sobre todo en las localidades marineras y entre el sector bateeiro.

La marea roja no representa otra cosa que la acumulación de fitoplancton portador de biotoxinas, por lo general del tipo lipofílico, en el que se incluye el síndrome diarreico (DSP), la toxina paralizante (PSP) y el síndrome amnésico (ASP).

Dichas biotoxinas son seguidas muy de cerca por el Intecmar en base a los puntos de muestreo antes citados, de ahí que pueda decirse que el control de las mareas rojas garantiza la calidad del producto que llega al consumidor final por los cauces reglamentarios.

Eso es lo que ayer explicó de nuevo Covadonga Salgado Blanco, directora de Intecmar, en la reunión que mantuvo en Madrid con la Agencia Española de Seguridad Alimentaria, donde la representante de la Xunta insistió en que si los sistemas actuales funcionan no hay por qué aplicar esos otros que tiene en estudio la Comisión Europea, y que son mucho más restrictivos.

Los análisis actuales, que son la envidia de otros países productores, son los mismos que, por ejemplo, mantienen cerrados en la actualidad 16 polígonos bateeiros repartidos por las rías de Arousa, Pontevedra, Vigo y Baiona.

Se trata, como se explicó ayer, de los arousanos Grove C1, Grove C2, Grove C3 y Grove C4, del único polígono existente en la ría de Baiona y de tres polígonos de Vigo, el Cangas F, el Cangas G y el Cangas H.

Además están cerrados los ocho polígonos de la ría de Pontevedra: los Cangas A y B, los Bueu B, A2 y A1 y los Portonovo A, B y C.