La difícil coyuntura económica actual, unida a la crisis que atraviesa el sector mejillonero gallego desde hace años, han provocado una drástica caída de las inversiones dirigidas a la reconversión de la flota. La situación perjudica claramente al sector de la construcción naval, de ahí que muchos astilleros se encuentren al borde de la desaparición.

Para evitarlo, diversos empresarios propietarios de astilleros piden a la Consellería do Mar que se concedan más y mejores ayudas a sectores como el mejillonero, pues se cree que de este modo podrá reactivarse la construcción de barcos, al tiempo que mejorarán las condiciones de trabajo y seguridad de la flota.

Según ha podido saber FARO, ya se han mantenido diversas reuniones entre los astilleros y la Consellería do Mar, representada por el director xeral de Competitividade e Innovación, Juan Carlos Maneiro Cadillo. En esos encuentros se perfiló una modificación del sistema actual de concesión de ayudas que puede darse a conocer en breve.

Se trata, a grandes rasgos, de modificar los baremos actuales, que se consideran obsoletos, para así favorecer la construcción de barcos modernos y funcionales. Para que se entienda mejor puede decirse que hay una serie de baremos según los cuales, y dependiendo del número de bateas a explotar, la Xunta concede subvenciones de hasta el 60% de la inversión total, pero sólo si el gasto del barco es inferior a 260.000 euros.

Sin embargo, esos baremos se establecieron hace ya una década, cuando las condiciones económicas no eran, ni de lejos, las actuales. Además, si lo que quiere el mejillonero de turno es disponer de un barco moderno y bien equipado, capaz de atender al menos a dos o tres bateas, debe prepararse para una inversión de alrededor de 400.000 euros, y al superar la barrera de los 260.000 antes citada ya no tendría derecho a subvención alguna.

Esto significa que o bien construye un barco mucho más modesto, y por tanto con menor funcionalidad y menos tiempo de vida, o bien pone todo el dinero de su bolsillo o se queda como está, con una embarcación deteriorada que no permite explotar las bateas en condiciones.

De ahí que la propuesta planteada por los astilleros pase por modificar los baremos, para que también un barco de 400.000 euros pueda ser subvencionado. Lo que hacen estos empresarios en este caso es defender los intereses de los mejilloneros, pues de ello dependerá que el negocio de la construcción de barcos siga siendo rentable.

Gerardo Triñanes Fernández, presidente de la Asociación de Astilleros de Barcos de Madera de Galicia y gerente de Astilleros Triñanes, en Boiro, es uno de los que participaron en las reuniones con Mar. "Consideramos que el sistema de concesión de ayudas actual no está adaptado a la realidad –explica el empresario boirense–, y lo que está claro es que si hay dinero de la Unión Europea para modernizar la flota debe ser aprovechado, y eso pasa por construir barcos modernos, con hélice de proa, buenos sistemas hidráulicos y demás elementos propios de lo que son ahora los barcos bateeiros, que funcionan como factorías flotantes".

Insiste este empresario de Boiro en que los precios marcados como tope para conceder las ayudas "no obedecen al precio real y actual del mercado, de ahí que decidiéramos pedir ayuda a Juan Maneiro, quien se mostró dispuesto a estudiar nuestra propuesta e intentar solucionar el problema con el que nos encontramos".

A este respecto, parece que Mar ya ha encargado un informe del Colegio de Ingenieros, "y una vez obtenido ese documento la consellería preparará la modificación de los baremos para que se adapten al precio real y así poder aprovechar mejor los fondos europeos, consiguiendo una necesaria modernización de la flota de acuicultura".

Según explican los representantes de los astilleros consultados ayer, "la Xunta de Galicia está por la labor, pues modificando los baremos estará ayudando tanto a los productores de mejillón gallegos como a nuestro sector".