La Festa do Marisco de O Grove asiste cada año al nacimiento de decenas de certámenes gastronómicos que a lo largo y ancho de todo el país tratan de imitar al evento meco. Pero ni esa creciente competencia, ni la crisis económica, ni las peores condiciones meteorológicas que uno se pueda imaginar son capaces de dar al traste con un evento como éste.

La mejor prueba de ellos es que desde el viernes por la tarde-noche, cuando empezaron a funcionar los fogones, se vendieron ya alrededor de 50.000 raciones de producto, y muy pocas, o quizás ninguna otra fiesta sea capaz de conseguir jamás unos resultados así.

Las carpas instaladas en O Corgo resguardan a los comensales frente a la lluvia y al viento, y si a esto se suma el tirón innato de O Grove como destino turístico y gastronómico, es fácil de entender que ayer por la mañana, "a golpe de lunes" y también bajo la lluvia, se despacharan 4.270 raciones.

De este modo el certamen avanza con paso firme y totales garantías en cuanto a limpieza y relación calidad-precio. Camina hacia un nuevo año de récord, y sobre todo hacia una nueva edición con resultados envidiados por cualquier otro eventos de estas características.

La recaudación va ya por los 200.000 euros, y aunque esto no es importante, pues prácticamente los ingresos compensan los gastos, esas cifras dan una idea de la relevancia de este acontecimiento social.