El proyecto diseñado por el Concello de Catoira para proceder a la recuperación artística y natural de las Torres do Oeste incluye la realización de nuevas excavaciones arqueológicas, con las que se pretende potenciar el yacimiento dando continuidad a las ya realizadas en el año 1989.

De este modo se intenta mejorar el espacio marcando para ello dos objetivos muy concretos, como son el de dejar a la vista el nivel principal de la ocupación medieval que existía en el recinto interior y "definir con más precisión la función del recinto exterior y las características del antiguo asentamiento".

En cierto modo lo que se pretende es despejar muchas de las dudas abiertas en campañas de prospección arqueológica realizadas con anterioridad, especialmente las planteadas a raíz de la excavación desplegada hace dos décadas.

Esas dudas planean sobre lo que se considera "un importantísimo yacimiento", pero también sobre el antiguo asentamiento portuario –buena parte de él enterrado en el lecho del río Ulla– y la fortificación medieval.

Según consta en el proyecto, que costó a las arcas municipales 42.000 euros, se van a identificar con mayor precisión los puntos donde se recogieron diversos materiales en 1989, e incluso se pretende concretar mucho más las fechas de su utilización original.

El grueso de estas labores se llevará a cabo en el interior del recinto correspondiente al antiguo castillo, mientras que en la superficie exterior "sólo se realizarán algunas catas en zonas dispersas, buscando aquellas partes que pudieran revelar nuevos datos sobre su funcionalidad y carácter dentro de la fortificación medieval, así como las posibles condiciones y delimitación del asentamiento antiguo".

Lógicamente estas labores no van a estar exentas de complicaciones, pues a las dificultades que entraña cualquier tipo de excavación arqueológica se suma en este caso la incidencia de las mareas, ya que con pleamar el agua llega a cubrir algunas de las zonas a explorar.

En el propio proyecto se explica que la superficie a excavar es de 120 metros cuadrados en el recinto interior, y de 140 metros cuadrados en el exterior. "Las profundidades y volúmenes son muy variables, lo que unido a las interferencias mareales y climatológicas dificulta el cálculo aproximado de las jornadas de trabajo de campo necesarias", advierten los técnicos.

En cualquier caso se hace una estimación de dos meses y medio, "a lo que se sumaría un periodo final para el trabajo de gabinete y un plazo adicional para el estudio de los materiales y otros trabajos precisos".