Ni con las recientes lluvias ha conseguido recuperarse el embalse de Castroagudín. Más bien todo lo contrario, ya que el nivel de su ocupación ha descendido otros 10 puntos con respecto a hace 15 días, momento en el que ya era el embalse más vacío de toda Galicia. De esta forma, el embalse de Castroagudín se encuentra a poco más de un tercio de su capacidad, con un 36,7 % de ocupación.

Las alarmas saltaron hace 15 días cuando, sin esperarse, las estadísticas arrojaron un dato sorprendente sobre la ocupación del embalse. En menos de un mes había pasado de estar al 100 % de su capacidad a encontrarse por debajo de la mitad de la misma. Sin embargo, las razones del bajón parecen estar lejos de descontrolarse. Vilagarcía bebe de esta infraestructura tan sólo un 5% de todo el agua que consume al año, y el resto se trae del río Umia. Sin embargo, el de Castroagudín es el líquido de mayor calidad, por lo que por el momento se tira de él al máximo posible.

De esta manera, los técnicos de Espina y_Delfín, empresa encargada de la gestión del agua en el municipio de Vilagarcía, están extrayendo para la traída líquido de O Con y de ningún otro punto, y por eso la caída del nivel del embalse es tan espectacular. El año pasado por las mismas fechas, la presa de Castroagudín se encontraba a un 80% de su capacidad.

El embalse del río do Con tiene una capacidad total de 300.000 metros cúbicos, de los cuales la ciudad consume nada menos que 10.000 al día. Es por eso que es comprensible que si el agua de Vilagarcía se trae en exclusiva de la presa de Castroagudín en solo un mes el embalse podría estar vacío.

Por otra parte los aportes de agua que recibe son únicamente las fuentes del río do Con y las lluvias, por lo que su recuperación es lenta.

Además, la estructura es ya muy antigua y tiene varias pérdidas a lo largo de su muro, lo que aún añade más dificultades a la hora de mantener el nivel de ocupación de agua.

El embalse data de los años 60 y, desde entonces, Vilagarcía ha crecido muchísimo, por lo que se ha hecho necesaria la búsqueda de otros puntos de los que extraer el agua que necesita la ciudad. Éste es el caso del río Umia, a cuyos márgenes hay multitud de estaciones de bombeo que dan de beber a buena parte de la comarca de O Salnés, y de donde Vilagarcía toma el agua cuando la de O Con es insuficiente.