Dirigentes, socios y simpatizantes del Club de Piragüismo Ogrobe dicen estar indignados con la actitud del concejal delegado de Deportes, el galeguista Alfredo Bea. Y todo porque prohibe que la citada entidad utilice el pabellón de deportes náuticos, un lugar pensado para todos los clubes mecos del que hace días incluso fue expulsado, cuando estaba entrenando, el regatista Antonio Campos.

Éste, campeón de España en C2 sobre la distancia de 500 metros, subcampeón en C1, campeón en la prueba de maratón y en la de 5.000, tercero en el campeonato del mundo de maratón y poseedor de otros muchos títulos, dice sentirse “marginado y perseguido” por el edil Alfredo Bea, “que empezó a perseguirme cuando dejé el Club Breogán -al que pertenece Bea- y pasé al Ogrobe”, dice.

El propio Antonio Campos denuncia que el concejal galeguista “llevó su persecución hasta la Federación Gallega, donde intentó que me expulsaran del equipo autonómico, e incluso cuando quise dejar Breogán me amenazó con no darme la carta de libertad para que así tuviera que pasar un año sin poder remar”.

Esta situación, que achaca a “la prepotencia y chulería del concejal”, es para Antonio Campos “una muestra más de las graves situaciones que se están produciendo en O Grove.

Sin ir más lejos, recuerda que hace días se encontraba entrenando en el pabellón náutico “y se acercó el conserje para decirme que, de parte del concejal, se me prohibía la estancia en el edificio, por lo que me obligaron a irme”.

Campos dice lamentar enormemente todo lo sucedido, algo que achaca a que “Alfredo Bea tiene un serio problema y se empeña en seguir ejerciendo como presidente del Breogán, aunque sea desde la sombra”.

En cuanto a la expulsión del Club Ogrobe, Alfredo Bea firma el escrito remitido a dicha entidad para comunicarle “su expulsión de las instalaciones por falta de utilización habitual de las mismas y motivado por la optimización de los recursos municipales”.

En ese requerimiento el concejal advierte también al Club Ogrobe de que “tiene 10 días hábiles para desalojar las instalaciones y entregar las llaves”, y en caso contrario “los servicios municipales desalojarán las dependencias siendo transportado todo el material para el almacén del Concello”.

Muchos ven en este proceder de Bea “una muestra más de su desprecio a la democracia y de que se cree dueño y señor de todo y de todos, de ahí los problemas que tiene en su partido y como concejal”.

¿Héroe o villano?

El campeón olímpico Alfredo Bea, cargado de títulos a sus espaldas tras una brillante trayectoria deportiva, llegó a ser uno de los personajes más populares y queridos de O Grove. Sin embargo, desde su llegada a la política, como concejal galeguista integrado en el cuatripartito, su popularidad parece desplomarse un día tras otro. La palabra “chulería” es la que más suena para referirse a él tanto entre la oposición como entre muchos de sus compañeros de partido y entre aquellos que, como hizo él, entrenan con dureza para convertirse en consagrados palistas.

La crisis interna del Partido Galeguista, que derivó en expedientes contra quienes osaron criticarlo; la expulsión del Club Ogrobe y la marginación de Antonio Campos; e incluso las quejas de una vecina que tardó un mes en lograr que la empadronaran, y ya es casualidad que sea la hermana del propio Campos, son algunos de los “casos abiertos” por Bea.