“No hay cambios, estamos negociando y se evalúan los daños del edificio y las necesidades en cuanto a su reparación”. Esta es la versión oficial que puede escucharse tanto en el Banco Pastor, el accionista mayoritario del grupo La Toja, propietario del Gran Hotel, y en la cadena hotelera Hesperia, que tiene el alquiler y gerencia de este emblemático establecimiento hotelero.

Mientras continúan esas negociaciones siguen cerradas 72 habitaciones y el Balneario, tal y como acordó la semana pasada el grupo Hesperia amparándose en supuestos problemas de seguridad.

El pulso entre Pastor y Hesperia, por tanto, sigue librándose sin que, al cierre de esta edición, exista solución alguna. Mientras tanto, en la plantilla aseguran que “por el momento no se han producido recortes de personal”, y confían en que no lleguen a producirse nunca.

No obstante, los trabajadores dicen estar preocupados, pues como se explicó en su momento, el hecho de cerrar 72 de las 199 habitaciones del Gran Hotel, así como mantener inoperativo el Balneario, pro mucho que siga funcionando el Club Termal, hace inviable mantener una plantilla de 140 personas, de ahí que puedan estar en peligro alrededor de 70 puestos, tal y como explicaron inicialmente en Hesperia.

Hay que recordar que el enfrentamiento se produce a causa de los daños estructurales registrados en el Gran Hotel. En el Banco Pastor entienden que es el inquilino el que debe hacer frente a los gastos, mientras que Hesperia sostiene que estos corresponden al propietario del inmueble.