Ya sea porque la presión policial es cada vez mayor, o porque los pilotos de ahora nada tienen que ver con aquellos maestros de antes, popularizados por el choio do fume y que surcaban las rías gallegas con soltura, lo cierto es que cada vez se producen más episodios similares al vivido ayer en la costa grovense y las lanzaderas usadas por los narcotraficantes son recuperadas -casi siempre incendiadas- después de ser abandonadas.

En enero embarrancaba una planeadora de 15 metros de eslora y dotada de seis motores de 300 caballos de potencia. Quedaba atrapada en la costa del municipio arousano de Ribeira -concretamente en la parroquia de Aguiño- después de que sus seis ocupantes se dieran a la fuga tras ser descubiertos en plena operación de transporte de cocaína.

Casi un mes después, el 12 de febrero, una semirrígida de 20 metros de eslora y 7 motores fueraborda, de 300 caballos cada uno, era descubierta en una playa de Nigrán.

El 27 de febrero una planeadora era abandonada en O Freixo, en el Concello de A Serra de Outes, después de que sus ocupantes fueran sorprendidos por el Servicio de Vigilancia Aduanera (SVA).

El jueves pasado una lanzadera, ésta de 15 metros de eslora, ardía en el interior de un galpón ubicado en un recóndito lugar del Concello de Dodro, a orillas del río Ulla.

Estos, junto a las planeadoras descubiertas en los ríos Umia y Ulla, las localizadas en galpones de O Salnés o las también calcinadas en Concellos como el de Catoira, constituyen sólo un pequeño ejemplo de lo que está ocurriendo en la costa gallega, la misma en la que el pasado verano saltó a la palestra un aparatoso incendio, también con una planeadora como protagonista, a escasos metros del que lugar en el que se registró el suceso de ayer. Aquel había tenido lugar en A Lanzada. La embarcación en cuestión tenía 19 metros de eslora y 3 de manga, con seis motores fueraborda de 220 caballos de potencia cada uno de ellos.

Las pesquisas policiales posteriores se saldaron con la detención de una veintena de personas, que se sumaban a los implicados en otros recientes procesos muy sonados, como el que permitió interceptar en ruta hacia O Grove al “Ratonero”, un barco de cerco considerado por las fuerzas policiales como “barco gasolinera” o nodriza, mediante el cual abastecer a las planeadoras en alta mar, al igual que supuestamente iba a ocurrir con la lanzadera ardida ayer en Raeiros.