Víctor Manuel García Paz, un joven de 26 años natural de Caleiro, en Vilanova, acaba de ser condenado por la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Pontevedra a una pena de 10 años de prisión por un delito contra la salud pública por tráfico de cocaína. La misma pena reciben otros dos jóvenes del País Vasco, Alberto Rascón G. y Ander Beltrán L., quienes, según el fallo, se trasladaron a Vilagarcía de Arousa para comprar 9 kilos de cocaína al arousano. Por otra parte, el fallo absuelve a Gabriel P. O., quien también estaba acusado por el Ministerio Fiscal.

Esta es la primera condena en contra de Víctor Manuel García Paz, quien, pese a su juventud, tendrá que volver a sentarse en el banquillo de los acusados por varias actuaciones que siguen abiertas contra él. No en vano, en 2005, el mismo año en el que se produjeron los hechos enjuiciados en este caso, también fue detenido en el marco de la “Operación Pila”. Entonces sólo contaba con 23 años de edad y a la Policía Nacional ya le sorprendió entonces comprobar su poderío económico: escondidos en un armario de su piso de Vilagarcía hallaron millón y medio de euros. Como continuación de este operativo se puso en marcha posteriormente la “Operación Sepia” que terminó con otros ocho detenidos por blanqueo de capitales, entre ellos sus padres.

“Cazados” en Vilaboa

En cualquier caso, los hechos enjuiciados en este proceso se remiten al 22 de julio de 2005. Según declara probado la sentencia, Ander y Alberto fueron sorprendidos ese día a la altura del peaje de la AP-9 en Vilaboa cuando transportaban ocultos en el interior de un BMW nueve paquetes de cocaína con un peso de 8,9 kilos en total. Según el fallo, ambos habían comprado la sustancia estupefaciente a Víctor Manuel García Paz momentos antes en Vilagarcía, hasta donde se habían desplazado desde San Sebastián. La venta de la droga les habría reportado 280.000 euros de beneficio.

La sentencia recuerda que el 27 de octubre de 2005 se realizó un registro en el domicilio de Víctor Manuel García Paz en Vilagarcía en el que fueron halladas dos básculas de precisión, una máquina de envasar al vacío, una bolsa de 39,4 gramos de ácido bórico y 41.502 euros, entre otros efectos. En el domicilio familiar de Caleiro también fueron hallados restos de plástico, cinta aislante así como una prensa y un gato hidráulico, además de 7.500 euros. El tribunal decreta el comiso del dinero en metálico intervenido, así como del BMW en el que viajaban los dos jóvenes vascos y el Audi que utilizaba habitualmente Víctor Manuel García Paz. El fallo, contra el que cabe recurso de casación, impone a los tres una multa de 561.000 euros.

La condena se impone a pesar de que el tribunal anula las escuchas telefónicas realizadas al estimar que, aún sin ellas, existe prueba de cargo suficiente. La investigación comenzó en base a unas escuchas sobre Víctor Manuel González Silva, el mismo joven que fue asesinado en mayo de 2005 en Silleda y a quien la policía confundió, en principio, con el ahora penado.