El acontecimiento lo merecía de modo que el presidente de la Diputación, Rafael Louzán y el alcalde de O Grove, José Antonio Cacabelos se encontraron bajo una carpa en Balea para inaugurar el conocido como "vial interior de San Vicente", una carretera de más de siete kilómetros que ha costado seis millones de euros a la institución provincial y cuatro años de trabajos y duras negociaciones con los vecinos expropiados.

La EP-9101, denominación oficial de este eje costero, es "la actuación de mayor importancia presupuestaria ejecutadas por la institución provincial en carreteras de Pontevedra en los últimos veinte años", asegura con convencimiento Louzán.

Y, de hecho, se convirtió la peligrosa carretera antigua en una verdadera travesía urbana que da servicio a las principales playas del municipio meco. La obra consistió, no sólo en ensanchar la carretera, sino que se instalaron aceras en casi todo el recorrido, desde la rotonda de A Lanzada, en Ardia, hasta el propio centro urbano de O Grove.

La finalización de este complejo proyecto sirvió de base a Louzán para recordar que todas las Administraciones han de estar unidas para mejorar, aún más, la conexión de la península meca con el resto de la comarca.

Tras un largo discurso, Louzán concluyó que ahora será necesario volcarse en dar urgencia a la continuación de la autovía de O Salnés, un compromiso que por otra parte ya adquirió el ejecutivo autonómico, según indicó la conselleira Caride en varios actos.

Pero Louzán quiso también hacer hincapié en otras cuestiones importantes como la apuesta por la seguridad en este vial "Las obras se acometieron en un trayecto de siete kilómetros y por tramos muy poblados, lo que motivó que se precisase mucho tiempo para conseguir la eliminación de las famosas curvas de la muerte que caracterizaban esta vía", indicó.

Louzán agradeció asimismo la colaboración de los vecinos "pues tuvimos que tocarles sus fincas", muchas veces en agrias reuniones con los afectados.

La presencia de postes eléctricos o de comunicaciones dificultó también la ejecución de este proyecto, que tardó casi cuatro años en culminarse.

El alcalde de O Grove, José Cacabelos destacó la importancia de esta obra, "una infraestructura moderna que mejorará la calidad de vida de los vecinos que viven al lado de esta vía, así como de los turistas".

Aunque recalcó la coordinación de las dos administraciones para ejecutar el proyecto, Cacabelos volvió a lanzarle el guante "para rematar pequeños flecos que restan en el último tramo de esta carretera". También hubo agradecimientos por parte de Manuel Ochoa, portavoz de los vecinos.