Javier Blanco, presidente de la asociación de mexilloeiros Virxe do Rosario, que se convirtió en principal azote de la Plataforma de Distribución del Mejillón Gallego (Pladimega), es contundente al valorar los motivos por los que esta central de ventas única dejó de funcionar, al menos hasta el mes de marzo de 2009. "Ahora se confirma que la producción propia hacía inviable la existencia de la plataforma, cuyo fondo puede ser válido para nuestro sector, pero cuyas formas dejaron mucho que desear", esgrimió el vilaxoanés.

Incide así en algo de lo que se habló largo y tendido durante los últimos cuatro meses, como es lo referido a la producción propia. Cabe explicar que con ese término se define al mejillón cultivado por asociaciones que tienen bateas y su propio sistema de transformación, es decir, depuradoras o cocederos.

Si esas entidades destinan el molusco de sus bateas a sus "industrias" están desvirtuando los principios de equidad en los repartos que trataban de imponerse al conjunto del sector, pues hay que tener presente que las entidades con producción propia estaban entre las fundadoras y defensoras de la central.

Así lo advirtió en varias ocasiones el citado Javier Blanco, quien ayer explicó que "ahora empiezan a darnos la razón, como pudo comprobarse, por ejemplo, en la asamblea celebrada (anoche) en Aspromeri", donde los socios "llegaron a decir que si Pladimega rompió fue por la producción propia, y advirtieron de que retomar esta plataforma en el futuro sólo será posible si esa producción propia desaparece del sistema organizativo".

Augura Javier Blanco que "si siguen intentando imponer criterios de reparto con base en la producción propia, ese será el gran desastre de nuestro sector, pero algunos quisieron mantener ese sistema y crear Pladimega pensando en su propio beneficio".

Esgrime también que, lejos de lo que algunos tratan de hacer creer, "el problema no está en los precios, pues es una contradicción decir que los precios estaban por los suelos a causa de los detractores de Pladimega, asegurar también que eso provocó la ruptura y ahora pretender hacer creer a la gente que los precios caen por la desaparición de la central". Y es que "si ya habían caído antes no pueden estar cayendo ahora como dicen". Y aún siendo así "que nadie se llame a engaño, pues mientras asociaciones de Pladimega tiraron el precio otros estamos vendiendo bien, quizás porque nuestras gestiones ante los clientes son mejores".

Termina diciendo que "algunos tardaron demasiado en darse cuenta de que nuestras advertencias sobre la producción propia tenían fundamento, y ahora son algunos bateeiros de base los que empiezan a abrir los ojos de algunos de sus dirigentes, cuyo papel en este asunto ha sido nefasto".