A. G.  Vilanova

El monte Lobeira, en Vilanova de Arousa, es una de las mejores atalayas para contemplar toda la ría. Pero además de sus impresionantes vistas, sus piedras guardan multitud de secretos vinculados a la historia de la comarca y de Galicia, aunque por el momento permanecen escondidos a los ojos de los miles de visitantes que recibe el mirador cada año. Ese es el motivo de que la semana pasada comenzarán una serie de trabajos arqueológicos tendentes a descubrir parte de lo que fue la antigua fortaleza medieval, perteneciente a la madre del rey Alfonso Henriques, Dona Urraca.

Los trabajos se centrarán en un levantamiento topográfico que permitirá identificar el ámbito y la dimensión del yacimiento, ver que se conserva del muro en la zona que ocupó en su día la principal puerta de acceso a la fortaleza y tratar de consolidar unos 25 metros de esa estructura. En estos trabajos participan técnicos de las empresas Citania Arqueoloxía, que se encargarán de las primeras prospecciones, y de BIC Restauración, que se encargarán de la consolidación de los restos de la fortaleza que queden al descubierto.

Además del muro, los técnicos han descubierto una especie de aljibe enclavado entre dos grandes rocas, el cual serviría para acumular el agua para los residentes en la fortaleza. Los técnicos delimitarán la zona donde se ha descubierto la bóveda, además de cerrarla al público para evitar que resulte dañada. Aunque se trata de una pequeña intervención, abre las puertas a actuaciones futuras para sacar a la luz uno de los principales secretos que oculta la colina. Este se convertirá en el primer acercamiento serio que registre la fortaleza, ya que hasta el momento, sólo existían referencias puntuales en artículos diversos.

La fortaleza no es el único vestigio de la antigüedad que queda en Lobeira. Existen suficientes hallazgos en superficie, así como referencias escritas, de que antes de que se construyese la fortificación, existía el conocido como Castrum Luperiae, sobre el cual se edificó el castillo. De hecho, se han hallado restos de cerámica de un importante valor patrimonial que permanecen guardados en las dependencias del Museo de Pontevedra. Los técnicos calculan que los trabajos se extenderán hasta bien entrado el mes de diciembre.

Comuneros

Si alguien ha apostado por la recuperación del yacimiento esos han sido los directivos de la comunidad de montes de András, que llevan casi dos años buscando financiación para poder ejecutar la actuación. Así lo reconocen el arqueólogo Vicente Caramés, inductor del proyecto, y uno de los responsables de la empresa Citania Arqueoloxía, Xurxo Constenla. Sin embargo, este trabajo no ha sido un camino de rosas, ya que la modesta capacidad económica de la comunidad, dedicada en su mayor parte a la recuperación y preservación del monte natural, así como a dotar de servicios a los vecinos, impedía invertir la cantidad precisa para desarrollar el proyecto. Finalmente, lograron ayuda de Medio Rural, al entender la Consellería que se trataba de un proyecto que permitirá dinamizar el monte, al mismo tiempo que permite la recuperación de un elemento de alto valor etnográfico y patrimonial. Dentro del proyecto también se contempla la posibilidad de incluir un centro de interpretación de los restos que se encuentren.

Otros tesoros que guarda un monte de 289 metros

Con sólo 289 metros de altitud, el monte Lobeira acumula una importante historia arqueológica. Además de la fortaleza, existe un círculo lítico, descubierto a raíz de los incendios de 2006. Se trata de un yacimiento de 18 metros de diámetro y parece conformado por una única hilera de piedras irregulares de mediano y gran tamaño. El círculo se encuentra en una llanura arbolada que se sitúa al pie del monte. Forma parte de una necrópolis megalítica compuesta por tres mámoas y el propio círculo.

En el mirador luce una gran cruz dedicada a los muertos en el mar, acompañada de una placa colocada por la Royal Navy en homenaje a los fallecidos en el naufragio del buque "Serpent" en las costas de Camariñas.

Pese a la gran cantidad de secretos que esconde, pocos se han atrevido a recopilar toda esta documentación, especialmente de la fortaleza. El primero en investigar fue Valentín Viqueira, que realizó un plano aproximado de la zona que ocupó y su forma, una representación que los arqueólogos actuales consideran bastante acertado. El otro fue, como no podía ser de otra forma, Xosé Lois Vila Fariña, Cronista Oficial de Vilanova de Arousa, que escribió un libro muy documentado sobre la historia del monte más emblemático de Vilanova.

Ejemplo de preservación ecológica y patrimonial

Los comuneros de András se han convertido en un ejemplo de iniciativas para dinamizar el monte y preservar el espacio natural y el patrimonio etnográfico que guardan las más de 120 hectáreas que gestionan. Además del proyecto de recuperación del yacimiento arqueológico de Lobeira, los comuneros han ejecutado otros muy ambiciosos, como la creación del espacio verde de Faro das Lúas. En este lugar existía la base, desde mediados del pasado siglo, de lo que iba a ser un Sagrado Corazón que nunca se llegó a instalar. En 2002, los comuneros encargaron al artista Manuel Chazo una escultura que fue bautizada como el Faro das Lúas.

Desde el mundo de la investigación arqueológica también destacan la especial colaboración que han mostrado a la hora de permitirles trabajar. Así, los comuneros nunca han puesto ningún tipo de impedimento a los estudiosos para acercarse al círculo lítico de Lobeira, uno de los pocos que existen en Galicia. Es más, siempre han puesto de su parte para colaborar con los investigadores.

Medio ambiente

Han puesto en marcha numerosas iniciativas tendentes a reforestar el monte con árboles autóctonos, llegando a convertir las inmediaciones del mirador de Lobeira en un espacio natural modélico, donde no existía la maleza ni especies arbóreas invasoras como el eucalipto. El proyecto se frustró en parte en 2006, cuando las llamas arrasaron por completo la superficie forestal, dejando gran parte de la superficie comunal totalmente arrasada. Sin embargo, los comuneros volvieron a comenzar de cero, implicando a todos los vecinos en la reforestación del monte, algo que se pudo apreciar cuando los convocaron a eliminar los eucaliptos que nacían en la zona. El objetivo no es otro que crear amplias zonas de bosque autóctono y devolver a Lobeira el esplendor y la importancia que posee.