Mª José Barreiro / Vilagarcía

Las altas temperaturas que en los últimos días sufre la comarca endurecen la jornada laboral de los cientos de trabajadores que tienen que realizar sus tareas al aire libre y en las horas en las que el sol pega con más fuerza.

De entre todos los colectivos que realizan sus labores bajo el sol, destaca el sector de los operarios de los nuevos accesos de Vilagarcía, que es uno de los que más sufre las altas temperaturas.

Con jornadas laborales de ocho de la mañana a ocho de la tarde, el calor se hace insoportable. La situación empeora cuando además de tener que tolerar los treinta grados de temperatura ambiente hay que sumarle el calor que desprende el aglomerado. Según afirman trabajadores del sector, el material en ocasiones puede estar cerca de los 180 grados, un calor que junto con el que marca el termómetro hace que se sientan en un verdadero horno.

Según afirman "la jornada es muy dura, realmente una vez que dejamos de trabajar sólo buscamos la sombra y lugares frescos, de playa o piscina, ni hablar".

Para combatir y hacer más llevadera la jornada, los trabajadores de las carreteras intentar buscar los pocos lugares de sombra que hay, para de vez en cuando darse un respiro a la vez que consumen grandes cantidades de líquido, mayoritariamente agua que intentan mantener fría para que tenga efecto refrescante.

Lo mismo les ocurre a los albañiles y demás obreros de la construcción que trabajan bajo el sol. La mayoría realiza sus labores en el alto de las placas donde el calor aprieta fuerte y la sombra escasea, e incluso en la mayoría de los casos es inexistente. Según afirman el calor es insoportable sobre todo en las horas de la sobremesa, de tres a cinco de la tarde, además el llevar el casco de seguridad, les provoca todavía más fatiga ya que según afirman el plástico filtra y es bastante agobiante. Para combatirlo cada cierto tiempo se refugian del sol en alguna sombra a la vez que según afirman beben agua, o cerveza en algunos casos para tolerar el calor.

La cosa empeora cuando la obra en la que trabajan está situada a poca distancia de la playa, según afirman es muy duro, pero no por ver a gente tomar el sol relajadamente mientras ellos trabajan, sino por divisar el agua tan cerca y no poder pegarse un baño que les refresque y que les ayude a realizar con menos agotamiento la jornada laboral.

Junto con el consumo de bebidas frías, el buscar la sombra para darse un respiro, hay que sumarle el quitarse la camiseta o de vez en cuando buscar una charca o algo donde refrescarse, según afirman son algunas de las alternativas que buscan para sofocar el calor.

Cierto es que las altas temperaturas son difíciles de sobrellevar en cualquier situación, pero cuando el desarrollo de la jornada laboral se lleva a cabo bajo treinta grados, las horas se hacen interminables y sólo se ven recompensadas con un salario que les permite vivir.