Aunque nacido en Silleda, Antonio Costa confiesa que aprendió a hablar en Vilagarcía. Este constructor de 43 años de edad recibirá la Medalla de Oro 2008 que cada año otorga la Fundación Amigos de Galicia. Todo un reconocimiento a un trabajo que viene realizando desde hace ya cinco años.

- ¿Qué sintió cuando se le comunicó que este año iba a recibir el máximo galardón?

- La verdad es que muy satisfecho. Lo considero un reconocimiento a un trabajo que llevo realizando desde hace años y, la verdad, me da fuerza para seguir ayudando a los demás.

- ¿Cuándo empezó a colaborar con Amigos de Galicia?

- Soy socio desde hace cinco años, pero los conocía de tiempo atrás. Veía que tenían necesidades como, por ejemplo, la falta de un local desde el que gestionar todas sus iniciativas. Yo tenía uno vacío y decidí cedérselo gratuitamente con la finalidad de que pudiesen usarlo a su gusto. Y ahí está.

- ¿Cómo es la asociación por dentro?

- He de decir que es un orgullo trabajar con esta gente porque la ayuda que prestan a los que más lo necesitan es muy grande. Tenemos muchos proyectos en marcha y el análisis del presupuesto con el que contamos desprende que estamos en capacidad económica para llevarlos a cabo. Eso es, al menos, lo que esperamos.

- Usted se suma ahora al elenco de personas que recibieron el galardón en años anteriores, como Javier Gago...

- Sí, y por ello voy a seguir trabajando. Actualmente somos más 1.000 socios y seguimos creciendo. Noto que la gente está más concienciada y, de hecho, es impresionante la cantidad de personas que se acercan a ayudarnos. Yo, personalmente, me siento en la obligación de seguir aportando más cosas.