La tradicional romería campestre de San Antoniño se celebró ayer ante la capilla ubicada en el lugar de O Pousadoiro, en la parroquia de Cea, antes rodeada de monte y actualmente circundada por industrias asentadas en el parque empresarial. Ni la actividad industrial, ni mucho menos la lluvia fueron capaces de acabar con al devoción popular a San Antoniño.

Esta romería tiene desde hace muchos años un significativo arraigo entre las gentes de la comarca, que acuden a visitar la capilla con especial fervor religioso y a la vez disfrutar de una jornada lúdico-festiva en un ambiente típicamente romero dentro del costumbrismo cultural de esta tierra. La celebración de la fiesta se remonta a principios del siglo XX y fue promovida por los marqueses de Orese, ubicados en el pazo de O Pousadoiro, con el apoyo de los vecinos de Cea.

Fiesta desde temprano

La fiesta se anunció con una gran tirada de fuegos de artificio que llevó a la gente a prepararse, pese a que amaneció un día lluvioso. El grupo de gaitas Encantiño do Umia, de Godos, se encargó de amenizar durante todo el día esta romería.

También actuó a mediodía la Banda de Música de Vilagarcía, y a la una de la tarde tuvo lugar la misa cantada por la coral Amencer, de Trabanca Badiña, seguida de la procesión con la imagen de San Antoniño por el recinto de la fiesta. Este último acto religioso constituyó una novedad en la romería y su organización respondió a una importante demanda de los numerosos romeros y devotos que en los últimos años acuden a esta convocatoria.

Tras los actos religiosos, los romeros se dispusieron a comer en la fiesta. Algunos llevaron las viandas de casa y otros optaron por degustar el típico pulpo a la feria. La animación festiva llevó a los asistentes a marcarse unos pasos de baile desde temprano, aunque el turno de la danza llegó más tarde con la actuación de las orquestas Sintonía de Vigo y Alkar.