Llega el verano, sale el sol y se va la lluvia y el monte reluce, sucio. Las intensas precipitaciones de los últimos meses han hecho que se llenen los pantanos, así que parece que no habrá sequía, pero también han provocado que la maleza haya crecido mucho y en algunos puntos su tamaño sobrepasa incluso a los jóvenes árboles de las recientes reforestaciones.

La Xunta de Galicia ha anunciado los medios antiincendios para la temporada de máximo riesgo en los montes gallegos. La provincia de Pontevedra, de la que la mayor parte de efectivos se concentran en la zona de O Salnés-Caldas, tienen asignados un total de 406 trabajadores repartidos entre brigadas, bomberos, miembros del grumir y demás cuerpos implicados. Este número podría verse incrementado en función de las situaciones que se vayan presentando a partir de los meses de julio, agosto y septiembre.

Así, de alcanzar riesgo medio en la provincia los desplazados a la zona serían 525 mientras que si la peligrosidad sube a nivel alto el número sería de 1.410. En cuanto a los medios técnicos previstos, estos compondrían un total de 2 helicópteros para toda la provincia, número fijo que se incrementa o disminuye en función del número de fuegos, ya que los medios aéreos se desplazan a lo largo de toda la comunidad gallega.

La Xunta ha asignado un total de 40 motobombas a las que se le suman las 10 de las que dispone el grumir. Así las cosas, aseguran desde la administración autonómica que los medios previstos son suficientes, pero de momento nadie parece estar trabajando en los bosques de la comarca de O Salnés, en los que la maleza y la vegetación típica del monte bajo (helechos, tojos y zarzas) alcanza alturas que superan la de lo árboles más jóvenes.

Y es que los robles, castaños, eucaliptos y pinos que salpican los montes, fruto de las repoblaciones hechas tras la ola de incendios de hace dos veranos, tienen que estirarse para ver la luz del sol entre una maraña de arbustos y plantas.

La propia Consellería de Medio Rural reconoce en su informe Pladiga (Plan de Prevención e Defensa contra Incendios Forestais) de este año, que la mayor parte del bosque arbolado de los montes de O Salnés y Caldas está conformado por "plantaciones jóvenes de más de dos metros de altura con ramas muertas". A las que habría que añadir la ya citada vegetación del monte bajo.

Mientras tanto, a día de hoy continúa cortándose la madera quemada en 2006 aunque, como explica el secretario de la comunidad de montes de Bamio, Ovidio García, están planteándose "algúns problemas cos propietarios de parcelas privadas, que ainda non sacaron nada do queimado". En cuanto al estado de su parte de monte, Ovidio García cree que "as pistas están limpas, pero ainda queda moito por desbrozar e replantar".

En otra de las principales comunidades de montes de Vilagarcía, la de Cea, están teniendo algunas complicaciones con los convenios de Medio Rural. "O problema é que nos están a pedir moitísimos papeis e informes para cada paso que temos que dar" explica el presidente de los comuneros, José Luis García. "Fai tempo que esperamos por unha subvención para comprar unha máquina desbrozadora que costa 150.000 euros e ainda non chegou nada". Porque la Xunta lleva una parte de la limpieza de los montes, pero cada comunidad carga con algunas zonas de las que se tienen que encargar del desbroce.

"Tamén tiñamos outro proxecto para crear pequenos tanques coas augas sobrantes do monte, para que así fose máis sinxelo á hora de apagar posibles lumes, pero non nos aproban nada", explica García.

Mientras tanto, el verano está a las puertas y, a pesar de las intensas lluvias, "o monte sécase enseguida", por lo que el riesgo de nuevos incendios aumenta a medida que se incrementa el calor. Las tareas de limpieza y repoblado continúan hoy a pesar de que hace dos años que se quemaron los montes, y algunos comuneros dudan de que se esté preparado para nuevos fuegos.