Los propietarios de la vivienda de Guillán afectada por las obras de construcción de la circunvalación norte lograron volver a posponer el derribo. Política Territorial les había comunicado por escrito que las excavadoras tirarían su vivienda ayer, a primera hora de la mañana. Sin embargo, cuando los operarios llegaron allí, Manuel Moro y su esposa les mostraron los planos remitidos por la Xunta en los que se indica claramente que las escaleras del inmueble no se ven afectadas por la expropiación y, alegando que eran los titulares de las mismas, les prohibieron acceder con las excavadoras por ellas.

"Alegaron que para invadir su propiedad necesitaban una orden judicial y supongo que, por temor a una demanda, los operarios pospusieron el derribo", explica un familiar del matrimonio.

Son conscientes de que se trata de un retraso puntual: "Un operario ya nos explicó-cuenta la propietaria, Carmen López- que van a colocar una plataforma en la parte trasera para acceder por allí con las máquinas". Pero mientras el inmueble sigue en pie, ellos tienen esperanzas de que la Xunta recapacite y les permita conservar su hogar. Insisten en que la decisión de derribar la vivienda "es un capricho" pues no se ve afectada por el trazado. Si la expropiaron fue por el convencimiento de que no resistiría las explosiones pero ya que lo ha hecho sin una sola grieta, piden poder conservarla.

La propietaria de la vivienda considera discriminatorio el trato recibido: "A nosotros nos tiraron los árboles, nos destrozaron la piscina sin ningún miramiento y nos expropiaron parte de nuestra propiedad dejándonos las escaleras y un trozo de 200 metros en la otra punta sin tasar. Y mientras a otros les quitaron sus árboles con todo cuidado para replantarlos en otras zonas. Con algunos tienen todas las consideraciones del mundo mientras hay vecinos sin agua por los daños en la fuente y caminos anegados...", lamenta.

Se queja de que no tiene a quién recurrir: "El concello nos dice que es cosa de la Xunta y los operarios que ellos son unos mandados y que sólo cumplen órdenes... Nosotros estábamos dispuestos a perder nuestra casa si fuese imprescindible para hacer la carretera porque entendemos que es bueno para el municipio, pero perderla por capricho duele mucho", explica entre lágrimas.