La paliza en España está a 8.000 euros, informa la policía después de desarticular una banda especializada en darlas. La violencia cotiza mucho en toda sociedad y el precio de la paliza es un indicador de desarrollo. En un país del tercer mundo te matan por mucho menos y los gastos de seguridad se multiplican. En España la seguridad ya es buen negocio: 100.000 empleados en un sector que factura al año 3.000 millones de euros.

La banda desarticulada estaba encabezada por chinos, que trabajan con precios bajos. Empleaba a 21 personas en ajustes de cuentas, chantajes a manteros, extorsiones y atracos. Tres jefes coordinaban las distintas áreas. El resto debía conseguir las armas para los golpes, los coches para las fugas y hacía la selección de personal encargado de los trabajos concretos. Externalizaban la parte más baja del delito, subcontratada a "free lance", a autónomos del crimen que trabajan por obra, a tanto la paliza, a equis la extorsión. En su catálogo de servicios incluía el asesinato pero no han trascendido el precio de venta al público, los pluses de peligrosidad, los descuentos a grupos, las tarifas de salida o de fin de semana. Los criminales disponían de una infraestructura versátil y multifuncional. El piso donde se reunían era club de alterne y en él varias mujeres estaban obligadas a ejercer la prostitución. Ahí habrá también delito de secuestro y proxenetismo aunque eso llama menos la atención porque lo reivindican industriales honorables que tienen clubes de fútbol, financian a la extrema derecha y salen en la tele. Con eso sacan para pagar luz, renta y tal. Para impuestos no hace falta: todo es negro.