En medio de los vaivenes de la campaña electoral al menos nos encontramos con una buena noticia: Juan José Millás ha ganado el premio Planeta con una novela autobiográfica titulada ``El Mundo´´.

Dirán ustedes que que tiene que ver la campaña electoral con un premio literario y a simple vista nada, sólo la constatación que se ha premiado la sensibilidad, inteligencia y talento que derrocha Millás.

La novela, dice el autor, es autobiográfica, y en ella se enfrenta a los fantasmas de su adolescencia, que es sin duda la peor etapa de la vida. Seguramente, a pesar del transcurrir de los años, muchos de esos fantasmas continúan habitando en nosotros sin que logremos despegarnos de ellos. Y eso es lo que me parece a mi que le sucede a nuestro flamante presidente de Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. A veces da la impresión de que su manera de gobernar no es más que un ajuste de cuentas con sus sueños y frustraciones de un pasado no muy lejano. A nuestro presidente le ha marcado tanto su historia familiar que parece gobernar en clave de ella. Juan José Millas resuelve la cuestión regalándonos un libro de memorias, Zapatero lo hace gobernando con el susurro de los fantasmas de su adolescencia.

Las últimas afirmaciones del presidente en el diario ``ABC´´ dejan entrever un político que se ha inventado a si mismo, su propio personaje, y acaso es lo que todos hacemos en la vida, aunque en su caso al estar con todos los focos sobre él, se nota más. Zapatero utiliza un lenguaje alambicado para sacar balones fuera y no comprometerse en lo que al País Vasco se refiere, porque más allá de la conveniencia electoral, él tiene su propia hoja de ruta, así echa balones fuera cuando le preguntan por la ilegalización de ANV, o declara solamente lo que, según el guión previsto, le tiene que decir de cara a la galería a Juan José Ibarretxe.

Puesto a inventarse a si mismo se ha inventado que posee un talante especial porque seguramente ha soñado con tenerlo, de la misma manera que en los sueños adolescentes otros se han visto como astronautas o bomberos. A mi me asombra la facilidad tan pasmosa con que Zapatero ahora enarbola la bandera del patriotismo, mientras sigue guiñando el ojo a sus socios de las minorías nacionalistas a los que tanto necesita y previsiblemente va a necesitar.

Yo creo que a Zapatero, como a todos, le gusta quedar bien, y según el escenario en que se mueve actúa y dice aquello que sabe que va a sonar a miel a los oídos de quienes le escuchan. De ahí el Zapatero que se dejo ver en el foro de ``ABC´´, tan distinto del Zapatero de las sesiones de control en el Parlamento, o de las reuniones internas del PSOE. El personaje va por un lado y quién es por otro, pero tanto da, acaso lo mejor de él es que aún conserva algún sueño de su adolescencia, o acaso aún le habitan los fantasmas de la misma. Vaya usted a saber...