La decisión adoptada por el PP de no participar en ninguna de las concentraciones contra el terrorismo sitúa a este partido en una posición de difícil retorno. Si el presidente, como se espera, formula mañana un discurso desde la firmeza a la que está obligado por la posición adoptada por ETA, ¿qué opciones le quedan a Mariano Rajoy para mantener una diferencia que ya no puede explicarse?

Todas las encuestas y todos los estudios sociológicos sitúan el centro político como factor determinante de una victoria electoral. Si el electorado de centro bascula hacia la izquierda o la derecha se produce el cambio político. Las radicales actitudes del Partido Popular han consolidado su lado más conservador como un bastión inexpugnable pero son un lastre insoportable para los electorados urbanos y jóvenes que determinan la elección.

Ya no queda tiempo para un cambio de estrategia. Quizá el brutal atentado de Barajas le había dado al PP la última oportunidad de corregir ese rumbo. Era muy sencillo y hubiera dejado al presidente del Gobierno en una posición difícil. Bastaba con que Mariano Rajoy hubiera agarrado la pancarta de la manifestación del sábado y le hubiera ofrecido su apoyo al Gobierno para una sólida unidad para combatir el terrorismo de ETA. Inexplicablemente, a pesar de concederle lo que quería -incluir la palabra "libertad"- Mariano Rajoy decidió permanecer ausente. Una ausencia que ahora le va a costar mucho explicar.